Se ha pasado una semana trabajando duro, muy duro, en la que no ha tenido tiempo para aburrirse. Ha aprovechado cada día, cada hora, cada minuto y segundo de esa semana, con la idea siempre en la cabeza de que cuanto antes acabase antes podría volver a salir a la calle sin miedo a ser descubierto.
Ha conseguido enmascarar su cuerpo, ahora ya no sólo están cubiertas sus cabezas y sus manos, se ha hecho un traje completo de goma que esconde completamente las partes mecánicas de las que está hecho, pero es que además, también se asemeja a la carne, con sus defectos y virtudes de un ser humano. Como no tenía un modelo realista en donde fijarse, lo ha hecho todo de memoria, utilizando el repositorio que tiene en su cabeza sobre arte y el resultado no ha podido ser más acertado. Para respetar las proporciones de un cuerpo humano ha utilizado Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci, para esculpir la goma a la semejanza de un cuerpo humano, el David de Miguel Angel.
El trabajo sobre su rostro ha sido el que más tiempo le ha ocupado. No ha sido fácil copiar los miles de músculos que forman las expresiones faciales de un ser humano. Ha puesto y quitado tornillos y tuercas por todas las partes de su rostro, ha añadido piezas de metal, y otras que ya había, las ha dividido en porciones todo lo diminutas que ha podido para así ampliar todo lo posible la gama de movimientos que cada una de ellas completa. Ha sido un trabajo de chinos, ha necesitado de la paciencia del mejor de los relojeros artesanales, si es que a estas alturas de la historia todavía queda alguno. Sin embargo, todo ese esfuerzo se ha visto compensado por la sonrisa realista que apareció en su rostro el momento que se miro al espejo y dio por concluida su obra. Está tan contento, que su nueva cara todavía no ha fruncido el ceño, no sabe lo que es un gesto de tristeza. Aunque en ese aspecto, su obra puede considerarse incompleta, tiene un fallo que ha considerado nimio y que las ganas de salir a la calle le han hecho pasar por alto, no llora porque no ha puesto glándulas lagrimales en sus ojos.
En cambio, el problema de la voz, no se esperaba que fuese tan fácil de solucionarlo. Únicamente ha tenido que ajustar el tono de su voz a una parecida a las voces que también tiene almacenadas en la cabeza, gracias a las millones de canciones y películas que tiene metidas en ella. Ese cambio no ha necesitado ningún cambio físico, con retocar internamente el programa de ordenador que gestiona algunas de sus funcionalidades ha sido suficiente. Y para hacerlo no ha necesitado hacer más esfuerzo, que el que puede hacer cualquier otro ser humano cuando piensa.
Abandona la fábrica con la moral por las nubes y con un objetivo, hacerse pasar por un ser humano. Camina con la misma ropa con la que huyo, aunque sí que ha cambiado su rostro. Eso le hace plantearse un orden de prioridades para conseguir su objetivo. Si quiere ropa nueva, sólo hay dos formas de conseguirla, o la roba o la compra con dinero. De esas dos opciones la que mejor le parece es la de pagarla con dinero, porque a través de ese medio podrá no sólo conseguir más ropa, sino cualquier otra cosa que necesite. Entonces la primera prioridad que se pone es la de conseguir dinero. Para conseguir dinero, puede hacerlo también de dos formas, puede robar un banco, que es del sitio de donde habitualmente la gente saca el dinero, o puede conseguir un trabajo que es la forma indirecta por la cual la gente habitualmente lo consigue. Aquí la cosa no está tan clara como cuando se debatía entre robar la ropa y comprarla, robar un banco no puede ser tan difícil para un robot, puede construir un soplete y acoplarlo a uno de sus dedos y abrir cajeros como el que abre una latilla de sardinas, o puede construirse otra cara de goma, al igual que ha hecho antes y robar un banco a la vieja usanza, con una pistola en mano y cogiendo a alguno de los clientes que en ese momento haya como rehén, o puede, esperar al día en que llega el furgón con el dinero con el que llenan los cajeros, noquear a sus guardias y huir con él hasta un lugar recóndito. Por otra parte, si se decide por encontrar un trabajo, lo primero que va necesitar es papeles, una identidad, la misma identidad que podría ya comprar con el dinero del banco que robase, por lo menos, eso es lo que ha visto en las películas.
Al final se decide, por no meterse en líos y buscarse un trabajo, haciéndolo como lo hacen todos aquellos humanos que no tienen papeles, haciéndose pasar por un inmigrante. De esa forma, no mancillara ya desde un principio la ya maltrecha fama de su clase, a la que por ahora solo él pertenece, la de los humanoides.
Tampoco es que tenga mucha experiencia en el mundo laboral, pero por muchos conocimientos que tenga, probablemente ahora mismo podría considerarse como el mejor cirujano sobre la faz de la tierra por la cantidad enorme de conocimientos que almacena sobre el cuerpo humano y la precisión de sus manos, los únicos trabajos que realizan aquellos que no tienen papeles son aquellos más duros. Así lo mejor va a ser ir en busca de esos trabajos duros. Se le ocurre, ir a preguntar al mercado por si alguien necesita unos fornidos brazos que les ayude a descargar la pesada mercancía que descargan cada día de los camiones que llegan, o pasar por los restaurantes, donde por muchos lavavajillas que se inventen, siempre se valorarán más un par de manos rápidas, puede que se le ocurra algo más de camino hacía donde vaya que vaya ahora.