Al igual que llegaron los guardias se marchan, y al igual que todo estaba en silencio cuando llegaron, todos vuelven a hablar cuando se vuelven a quedar solos. Esta vez, de hecho, mucho más nerviosos que la vez anterior, nadie respeta los turnos, la desesperación se ha apoderado de ellos.
– Verónica: Así vamos a ir uno detrás de otro.
– Ernesto: ¿Y esto a que ha venido?, ¿a dónde nos llevan?
– Susana: ¿Alguien ha visto algún sitio por donde poder escapar?
– Antonio: Estamos perdidos, estamos perdidos, vete tu a saber lo que van a hacer con nosotros.
– Estefanía: Por favor, ¿podéis calmaros todos un poco? Estar así no va a solucionar nada, tenemos que tener la cabeza fría y pensar en un plan.
– Antonio: Pero, ¿qué plan?, ¿tu has visto donde estamos encerrados? No hay salida por ningún lado.
– Arturo: Hay una ventana.
– Ernesto: Sí, a decenas de metros de altura y cubierta por barrotes.
– Estefanía: Bueno, algo es algo, ¿alguien ha visto algo más?
– Susana: No hay nada más, es imposible hacer un agujero en la pared, son duras como una piedra, y si fuera posible, tardaríamos años en hacerlo. Y por el cristal, por el cristal es imposible salir, como no sea que te abra la puerta un guarda.
– Estefanía: Pues ya se nos ha ocurrido algo entre todos.
– Ernesto: A ver, ¿qué? Porque yo no veo ninguna forma.
Estefanía: Fácil, esperamos a que un guardia vuelva a abrir la puerta y salimos.
– Antonio: ¿Cómo?, ¿acaso has tenido un cortocircuito en tu procesador?, ¿se te ha soltado algún tornillo de la placa base?
– Estefanía: Que no, que no. Si es la única forma habrá que intentarlo, ¿o preferís esperar a que uno a uno nos vayan cogiendo y vete tu a saber lo que hagan con nosotros? La próxima vez que vengan les vamos a estar esperando.
– Susana: Pero que es imposible, lo primero, ellos son dos, lo segundo, no son tontos nos atan las manos antes de llevarnos, lo tercero, ¿y luego que?, ¿vamos a salir de aquí todos sin que nadie se de cuenta?
– Arturo: Yo estoy con Estefanía, al menos hay que intentarlo, la otra opción aceptar que nuestro destino, desaparecer.
– Ernesto: A ver, pero habrá que cuajar un poco más el plan, Estefanía, ¿qué se te ha ocurrido?
– Estefanía: Nada del otro mundo, cuando vuelvan a por el siguiente, porque si de algo estoy segura es de que va a volver a haber un siguiente, al que le toque se revela. Golpe al guardia que lo deje KO, golpe al otro guardia que también lo deje KO, les quitamos las llaves, y a correr.
– Antonio: Lo que yo he dicho, se le ha tenido que pelar un cable por culpa del imán que nos dejo inconscientes.
– Verónica: La verdad es que el plan es una birria, nos veo a los cinco minutos otras todos cada uno en nuestra celda, no vamos a ser capaces de pasar la primera puerta.
– Arturo: Deficiente es, pero no tenemos muchas más opciones, ¿salir por la ventana?
– Ernesto: Y dale con la ventana, que salir por ella es imposible. Volvamos a centrarnos en lo de golpear a los guardias de seguridad, ¿quien sabe karate?
– Susana: ¿Y eso que más da?
– Ernesto: No da igual, ese va a ser nuestro líder en la huída, además, nos puede decir algún golpe maestro para el primer paso de dejar KO a los guardias de seguridad.
– Luís: ¿Quién va a ser?
– Estefanía: Es verdad, es verdad, Luís es nuestro experto en seguridad.
– Luís: Y además soy el siguiente.
– Verónica: ¿Y cómo lo sabes?
– Luís: Porque Carlos estaba al lado.
– Estefanía: Parar, para, shhhhh no digáis nada, que por ahí vienen otra vez. Luís ya sabes lo que tienes que hacer cuando venga…
– Antonio: Verás…
– Estefanía: Shhh
Todos la hacen caso y se callan, aunque Arturo no cree que nadie esté muy convencido de que vaya a salir bien, un plan que han tardado en elaborar cinco minutos, y que evidentemente tiene muchas lagunas.
Enseguida tras que se callen, las voces de los guardias de seguridad vuelven a escucharse perfectamente nítidas acercándose, completamente indiferentes, como si les diera igual de que se enteren de lo que está pasando.
– Guardia 1: Y que traigamos a otro, que así vamos más rápido. Pues que lo hubieran dicho antes, porque ahora hemos tenido que volver otra vez.
– Guardia 2: Da igual, así estamos entretenidos, que estoy ya harto de estar de pie, quieto, vigilando la puerta a ver si viene alguien. Además, tu piensa que al próximo va a ser otro el que lo coja, que ya nos queda media horita para irnos a casa, y haciendo esto pues se nos pasa el tiempo más rápido.
– Guardia 1: ¿Y cual cogemos?
– Guardia 2: ¿Otra vez igual macho? que indeciso eres, ¿quién te elige los calcetines que te pones por la mañana?, ¿tu mujer?
– Guardia 1: A veces.
– Guardia 2: Yo diría que más bien siempre. Pues cogemos al próximo que esté más cerca, vamos, al siguiente.
– Guardia: 1: Venga pues te toca.
Su conversación ha durado hasta prácticamente la celda donde está encerrado Luís, que los espera sentado disimulando.
– Guardia 2: Eres el siguiente, venga acércate y saca las manos por el agujero igual que ha hecho antes tu compañero.
– Luís: ¿Para qué?
– Guardia 1: Otro con la misma pregunta. ¿Y qué más os da para lo que sea?, ¿acaso tenéis otra opción ? Venga, espabila.
– Luís: Ok.
Luís se levanta despacio de donde esta sentado, y mientras lo hace ya se fija en los puntos débiles de sos dos rivales, lo mismo hace cuando se acerca a ellos. Ya a su altura, saca las manos tal y como le han dicho por el agujero que hay en la pared de cristal. Uno de los guardias le pone las esposas, y seguidamente le abren la puerta para que salga.
Todos están expectantes, ¿será capaz Luís de dejarlos KO tal y como han planeado justo antes de que llegasen?