Evaristo no sale de su asombro. Lo que parecía una cueva prehistórica en la que en cualquier momento aparecerían pintadas de hombres cazando bisontes, en donde encontrar cualquier signo de progreso parecía francamente imposible, ahora un mundo nuevo se abre ante sus ojos. Parece que la cueva por donde camina es una caja de sorpresas. Casi suelta una carcajada cuando ha visto la luz, se ha tenido que morder literalmente los labios para no herir sensibilidades ajenas, ciertamente sabe que no es un momento agradable para ninguno de los que están allí, pero eso no deja de convertir en una situación cómica la existencia de una cueva con luz artificial. Además, por la cara que tiene todo el mundo es evidente que no es al único que le ha sorprendido, a el Martillo se le ha quedado una cara de incredulidad, que todavía le hace más difícil aguantar la sonrisa.
Lo que ahora tiene ante sus ojos es un autentico pasillo iluminado por luces de neon, la intriga le corroe ahora por dentro esperando que será lo siguiente. Genaro, aparenta estar orgulloso de su ingenio, y tras unos segundos mirando las caras de estupefacción de los milicianos sigue con sus explicaciones.
- Genaro: Esto es un pequeño pueblo en miniatura. Por el pasillo que ahora caminamos vamos a dar en seguida con las habitaciones. Aquí la casa es la cueva, por hacer un símil que todo el mundo pueda entender, y cada uno de sus inquilinos tiene su habitación propia, son pequeñas habitaciones, igualmente, como casi la mayoría de lo que hay en la cueva excavadas en la roca por nosotros. Mirar aquí tenéis la primera.
Y efectivamente, Evaristo ve como detrás de una puerta hecha con tablones de madera aparece una habitación tallada a base de pico y pala. No es muy grande, no tiene ventanas, pero el resto de los lujos parece tenerlos todos, cama de madera con sabanas, armario también de madera, escritorio de madera, silla de madera, y como no luz artificial tampoco le falta.
- Genaro: Veis, nuestra vida también es cómoda y aunque sin lujos, tenemos de todo.
- El Martillo: Esas sabanas son las mismas que se utilizan en la ciudad. ¿De donde las habéis sacado?
- Genaro: Tenemos contactos en la ciudad, pero creo que por ahora es mejor no entrar en detalles y seguir caminando. Creo que tendréis muchas preguntas.
- El Martillo: Vale, vale, si no tengo prisa.
- Genaro: Seguirme. Todo este pasillo son habitaciones, pero a mitad vamos a torcer a la derecha que os voy a llevar a los cuartos de baño. Mientras os voy explicando más cosas. Aquí no tiramos nada, y una de las cosas que no tiramos es el agua, que nunca sobra. Para evitar tener problemas de escasez de agua hemos hecho varias cosas, aprovechamos todo lo que podemos el agua de la lluvia, para eso estudiando las corrientes de agua en la superficie de la montaña la canalizamos a través de grietas hechas estratégicamente en su su superficie hasta depósitos que hay dentro de la cueva, otra de las cosas que hemos hecho son pozos, como podéis observar la cueva está en la base de la montaña, y gracias a eso nos aprovechamos también de los depósitos naturales de agua que hay en el subsuelo. En seguida vamos a llegar a uno de esos depósitos de agua de lluvia. Los cuartos de baño funcionan con ese agua de los depósitos y de los pozos, tenemos duchas, donde el agua automáticamente se recicla para las cisternas, y water, y el resto de complementos que habitualmente te encuentras en un cuarto de baño. Los materiales, también son de contactos en la superficie. Veis que pequeño pantano tenemos en nuestra gran cueva.
Si con la luz se quedó petrificado, con lo que está viendo ahora la sensación es de estar completamente soñando. Tras girar a la derecha por el pasillo donde supuestamente están todas las habitaciones, sin que dicho pasillo se hubiera acabado. Han llegado tras poco metros caminando a lo que es un lago dentro de la cueva. es grande como para entretenerte nadando, remando, o incluso como playa interior para aquellos que odien el sol. Evaristo no para de pensar en lo que les ha tenido que costar hacer todo esto, se han tenido que pasar décadas picando en la piedra. Le parece que es la primera vez que ha visto al Martillo asustado desde que lo conoce, tiene pinta de que como el resto no se esperaba algo tan civilizadamente avanzado.
- El Martillo: ¿Pero peces no tenéis no?
- Genaro: Sí, si que tenemos, forman parte de nuestra dieta, al principio los trajimos de los lagos cercanos, generaciones atrás, probablemente mis tatarabuelos o quien sabe si incluso antes, pero ahora ya viven aquí, cuando nos hacen falta venimos y los pescamos. Pero venga, no nos entretengamos más. Los baños están ya cerca. Están divididos entre para hombres y para mujeres, aquí se siguen respetando los valores más tradicionales. Mirar, ya hemos llegado, este es el de hombres, como veis son duchas individuales, y tazas de water individuales, los lavabos son comunales. El de las mujeres, está al lado de este, es idéntico, pero para señoras. Las aguas residuales del water van directamente a fuera a la montaña.
- El Martillo: Me estás dejando impresionado Genaro.
- Genaro: Y la verdad que ya poco más. Lo habéis visto todo. En la plaza donde antes estábamos también se da clase a los niños y no tan niños. Y en las habitaciones donde ya también hemos estado se cuida a los enfermos, lo digo, porque en ellas hay un par de embarazadas que tampoco han podido irse y que ahora están con ellas dentro. Alguna, ¿pregunta?
- El Martillo: Si yo tengo muchas. La primera que se me ocurre es, ¿por qué no dejáis ya las armas, salís de la cueva, y no os venís con el resto de seres humanos civilizados que viven en la superficie?, ¿se puede saber que os hemos hecho para que todavía después de más de 300 años desde el fin de la Gran Revolución sigáis aquí escondidos? Te recuerdo, que afuera sigue habiendo una guerra, que el resto de milicianos están a punto de pasar si no han pasado ya a la cueva, y que nos va a ser muy difícil controlarlos por culpa de lo que está pasando y ha pasado allí afuera.