Después de la emboscada, con tres muertos y un herido grave del grupo de 17 milicianos, hay un ambiente lúgubre en la ciudad. Los sueños de vivir en una sociedad en paz se desvanecen. Esto hace reflexionar a Evaristo sobre el significado de vivir en paz, lo piensa mientras espera a que acabe el médico que está atendiendo al enemigo herido que encontraron, para luego pasar junto otro miliciano de más experiencia a interrogarle. Porque, ¿qué es la paz se pregunta Evaristo? la respuesta que puede tener en un principio una solución sencilla, vivir en un mundo sin violencia, se complica si la pensada de manera más profunda. Para Evaristo existen muchas maneras de vivir en paz, y no todas ellas significan vivir en libertad, porque vivir en paz puede vivir un esclavo que tiene miedo a revelarse, vivirá en paz siempre y cuando haga lo que le diga su amo, lo contrario inevitablemente supondría la guerra, porque el esclavo si es un esclavo es porque el amo quiere que lo sea, entonces en este caso, no es la paz un símbolo de cobardía y sumisión, y ¿no sería lo preferible la guerra antes que la paz? Antes de la Gran Revolución, el hombre vivía sometido a los designios de una élite económica, que no intelectual como la corrompida y corrupta idea hipócrita de la meritocracia instaurada por dichas élites quería hacerles pensar, por lo que vivía asfixiado por culpa de impuestos que afectaban y oprimían al pobre mientras los estados hacían la vista gorda ante la evasión fiscal de los ricos, tanta era la sumisión del hombre que no era capaz de revelarse ante la denegación de un derecho esencial para una vida digna, como es el acceso a una vivienda sin tener que enriquecer con ello a los ya ricos bancos, y otros especuladores, si querían una casa tenían que conseguirla a cambio se sumisión y pleitesía a la misma clase que ya los estaba explotando, en su trabajo, con el uso político de la policía, con monarcas egotistas y clasistas, en este caso, ¿era mejor vivir en paz, que la guerra a nivel mundial que provocó la Gran Revolución? porque vivir en paz, aquí también significaba vivir sometido, arrodillado, con miedo a revelarse, sino fuera por la Gran Revolución, muchos todavía vivirían en la calle, sin acceso a educación en condiciones de igualdad, teniendo que decir sí ante el chantaje de un gobierno corrupto. Cuando una mujer es maltratada de forma sistemática y consciente por su marido, vivir en paz, significa no denunciarlo, callarse y aguantar, la guerra significa libertad, ¿en este caso es también mejor vivir en paz que la guerra? Porque Evaristo poco a poco, razonamiento a razonamiento, se está dando cuenta, que para los mentirosos, los abusadores, los maltratadores, vivir en paz significa tener sometido a aquellos que sueñan con la guerra. La paz, en un estado probético de laboratorio significaría igualdad de derechos y condiciones, en ausencia de maltrato y abuso, de matratadores y abusones, de mentirosos y corruptos, de avaros e hipócritas, pero ese estado probético que se intento a raíz de la Gran Revolución también a fracasado, porque la igual de derechos y condiciones no a todo el mundo le gusta, siempre habrá aquellos que se sientan superiores por su color de piel, su religión o ideología, entonces, ¿no es el estado ideal del hombre la guerra? esa guerra que no es más que el sinónimo de la lucha por la libertad del hombre que siempre ha ansiado y ansiará. Evaristo, el único argumento que encuentra a favor de la paz, es un cambio progresivo, ¿pero no es ese cambio otra guerra encubierta? más extenuante, más larga, y peor que cualquier otra guerra abierta. Los que abusan nunca dejarán de abusar sino es por medio de la lucha por la libertad del abusado, llámalo Revolución, llámalo cambio progresivo, llámalo como quieras, pero al final es lo mismo.

Al menos ha sido capaz de llegar a una conclusión antes de que se abra la puerta, nunca les van a dejar vivir en paz porque la utopías no existen, y la única forma de disfrutar de la libertad en que ahora la humanidad vive, es contestar a la violencia con violencia, al menos mientras siga habiendo violencia a la que contestar.

Agotado del esfuerzo mental, ya espera tranquilo, ansioso por pasar y saber quien son esos que los atacan en los caminos, que no quieren adaptarse a la sociedad igualitaria que han construido, ¿son simples bandoleros? no tiene la pinta, piensa que si fueran simples ladrones se hubieran escondidos al verlos, ¿son simples asesinos? tampoco cree que se trate de simples degenerados sedientos de sangre, esos no atacan a milicias de 17 hombres, ¿entonces que son? tristemente Evaristo se pone en lo peor, son aquellos que salieron perdiendo con la Gran Revolución, aquellos nostálgicos de la posición de dominio que ocupaban en la sociedad antes de que todo estallase, aquellos que no habían dado un palo al agua en su vida y tenían a decenas, quizás cientos de trabajando para ellos, aquellos que vivían del rendimiento del capital que tenían escondido en paraísos fiscales, aquellos para los cuales la única forma de calmar su odio interno contra la nueva forma de organización social es boicotearla. 

Al final todo llega y la puerta se abre por el médico que lleva cara de satisfecho.