La milicia de Evaristo ha caído en una emboscada, se encuentran en una parte del camino más deprimida que el resto del entorno que la rodea, desde posiciones altas es más fácil atacarles, incluso con menos hombres el atacante puede hacer gala de superioridad, lo van a tener difícil para salir del cuello de botella donde se encuentran metidos.

Una vez han logrado poner a salvo al herido, los milicianos preparan un plan de contraataque. Han logrado reorganizarse cerca de donde está situado Evaristo, tras la primera desbandada por culpa del ataque, lo más eficiente era de nuevo volver a juntarse para aumentar la capacidad tanto defensiva como ofensiva del grupo. La idea del grupo es abandonar su débil posición estratégica, agazapados entre los arboles y maleza que los oculta del enemigo, empiezan a deliberar la mejor forma de hacerlo:

El resto del grupo hace caso de lo que el pequeño comité ha decidido, es imposible juntar más miembros del grupo para discutir que hacer, y más aun alargar todavía más las deliberaciones. El plan en ejecución es sencillo, pero eso no significa que no sea arriesgado. La marcha del grupo empieza de forma calamitosa, uno a uno, separados apenas por unos metros, empieza a subir a rastras parte de la colina. En cuanto salen del cobijo que les proporciona los arboles y la maleza, empiezan a llover de nuevo las balas sobre su cabeza, el grupo intenta mantener la calma y la entereza, lo mejor es no entrar en pánico, la hierva sobre la que se arrastran no es lo suficientemente alta como para cubrirlos por completo, pero aun así es lo suficiente como para dificultarle el trabajo a los tiradores enemigos. Van despacio pero su avance es firme, cada centímetro que avanzan es un centímetro que están más cerca de aumentar las posibilidades de salir de esa con vida. No obstante, sienten el peligro con cada movimiento de su cuerpo porque ven como las balas que les disparan impactan en el suelo, muy cerca de donde ellos están levantando tierra que los salpica, lo que significa, que en cualquier momento cualquiera de ellos puede ser lo próximo contra lo que impacten y que además o tienen mala puntería o no son capaces de ver con exactitud por donde avanzan, lo que al menos los llena de esperanzas. El que peor lo lleva es el herido, que aunque está haciendo un esfuerzo enorme por no quedarse rezagado, la herido no deja de sangrarle amenazándole con dejarle sin la sangre necesaria para vida en cualquier momento. Ya no hay tiempo para la conversación, todos avanzan en silencio, lo único que se oyen desde hace un buen rato son las balas del enemigo.

Poco a poco van llegando a esa parte de la colina, más cerca del enemigo pero llena de arboles, los que ya están a su cobijo ven llegar a los que todavía no han llegado, Evaristo es uno de esos que ha logrado llegar de una pieza y sin agujeros en ella. Ahora esperan a que de nuevo se reúna el grupo, para ya a partir de los arboles tratar de contestar a sus disparos con los suyos. Evaristo nunca olvidará las caras de aquellos compañeros que vio llegar, llenas de angustia y tierra, eran como verse en un espejo viajando atrás en el tiempo. Tras que el grupo espere un rato, tras preguntarse unos a otros si están todos, se dan cuenta de que faltan tres del grupo, uno al poco es confirmado por otro miliciano que ha sido alcanzado y se ha quedado por el camino, a los otros dos muy probablemente les haya pasado lo mismo.

Con las fuerzas que les quedan empiezan el contraataque ya casi en igualdad de condiciones tras esos primeros arboles que por fin cobijan su posición, está vez el avance es más rápido, de hecho sienten como las balas del enemigo se reducen en intensidad, en frecuencia, hasta que al llegar a lo alto de la colina se dan cuenta de que ya no los dispara nadie, han tenido que salir huyendo, no tenían que ser muchos los que han preparado lo emboscada. La sorpresa se la dan al descubrir a uno de ellos tendido en el suelo gravemente herido, esto tiene un valor incalculable, porque si sobrevive hasta llegar a la ciudad va a ser interrogado y puede que les ofrezca datos precisos sobre la situación e identidad de aquellos que les han atacado.