Evaristo y Julia pasaron las pruebas médicas. Ambos pueden presumir de una salud de hierro, aunque Evaristo tuvo que esforzarse cuando le sacaron sangre para no marearse, se le nublo la vista al ver la jeringuilla llenarse, no era la primera vez que le pasaba, mirarla fue una forma de comprobar que no se había curado. Cuando abrieron los sobres con la carta en que los dos fueron calificados como aptos, lo hicieron juntos en casa de Evaristo, ante la atenta mirada de Ricardo, que es de esos que tiene la opinión de que como en la Tierra no se vive en ningún sitio, y se fundieron en un abrazo al ver el resultado, nunca Evaristo había estado antes tan cerca de Julia.

Desde entonces entrenan juntos, salan a correr, hacen abdominales, dominadas, saltan a la comba, y hasta se recomiendan batidos y dietas para tratar de perder algo de peso y así mejorar esa relación peso fuerza que los ayude a superar las por ahora imposibles 30 dominadas seguidas. Evaristo nunca ha estado más feliz en su vida, porque nunca ha pasado tanto tiempo con Julia, pero de vez en cuando se preocupa seriamente por el tono que tiene su relación. Sus dilemas morales se centran sobre todo en una cuestión, ¿dónde está la linea que separa la amistad de la pasión? Para él la amistad de Julia tiene un valor incalculable, sabe, es consciente, de que sin ella que su relación pase a un nivel superior es imposible, para también sabe que tiene que estar dispuesto a perderla si quiere algo más con ella. Es esa naturaleza híbrida del amor, lo que Evaristo está tratando de averiguar, pero la fórmula es tan compleja que por ahora si conforma en mirarle el culo cuando Julia no se da cuenta. A veces piensa que lo mejor puede ser esperar a que ella de el primer paso, y otras se agobia por si tanto esperar puede suponer que un día aparezca junto con otro del brazo, más valiente, más decidido que él.

De todos formas, Evaristo después de la pruebas médicas ha tenido más cosas en las que pensar. Lo peor de su relación con las ovejas estaba todavía por llegar, porque tras acabar de esquilarlas, con picores por todo el cuerpo, con hasta alguna coz de alguna oveja rebelde, luego llegó la hora de degollarlas. Se ha pasado una semana matando ovejas a sangre fría. Todo se hace con una pistola de aire comprimido, que una vez puesta en la frente de la pobre oveja seleccionada, al apretar un botón de hace una agujero en la cabeza del que caen muertas al instante al suelo. El degüello viene después pues se aprovecha todo, sangre, carne, todo. La primera oveja que mato supuso el hito más importante hasta ahora en su vida, por encima incluso de cuando perdió la virginidad, porque mientras esto último puede considerarse un acto encuadrable dentro de los buenos sentimientos, de las cosas buenas, lo de matar a un ser vivo a sangre fría le crea dilemas por no saber hasta que punto es encuadrable en un lado o el otro. Es cierto que para vivir hay que comer, pero no es menos cierto que para vivir es posible hacerlo comiendo exclusivamente vegetales, huevos, leche, y pescado. Pero por otra parte, no sabe hasta que punto es aceptable dejar morir a una oveja de vieja, hasta que punto mantenerla a costa de la lana, porque una oveja hace mucho que dejó de ser un ser vivo independiente, si vive es porque el ser humano se aprovecha de ella. Nunca podrá borrarse de la cabeza ver a la oveja sangrando por el cuello hacía el cubo que había puesto debajo, igual que nunca podrá borrarse de la cabeza la sensación de pasarle un cuchillo a sangre fría por el cuello, por mucho que ya estuviese muerta por culpa de la pistola de aire comprimido. Desde entonces no ha vuelto a ver igual la carne en el plato, desde entonces sólo ha vuelto a comer una vez carne, porque le da asco. Julia tras contárselo ha hecho lo mismo. Se han convertido en vegetarianos por culpa de la violencia del acto carnívoro, en un caso visto en primera persona y en el otro relatado en primera persona.

Otra de las consecuencias psicológicas que ha tenido la violencia en Evaristo, es darse cuenta de que es inherente a todo civilización. Al ser humano todavía le queda mucho para convertirse en  puramente vegetariano, igual que le queda mucho para lograr la absoluta paz. Después de una semana degollando ovejas, Evaristo se ha enrolado en la patrulla que limpia los bosques en busca de forajidos, aquellos que en algún momento de su vida pasaron a vivir al margen de la sociedad por culpa de algún crimen, por falta de adaptación a la comunidad, por no querer aceptar el rol que les había tocado en el sorteo de trabajo obligatorio. Se dedican a vivir del trabajo del resto de la comunidad, roban graneros, cerdos, entran en casas, y hasta ha habido casos más graves como de asesinatos o violaciones dentro de la propia ciudad. Evaristo justifica internamente su decisión, en que va a hacer todo lo posible en no acabar como las ovejas de la granja donde trabaja, y que ese esfuerzo también servirá para que a Julia tampoco le pase. Hoy es su primer día, apenas han pasado dos semana y media desde que le hicieran las pruebas médicas, dos semanas desde que sabe que es apto y que entrena con Julia, y una semana matando ovejas. Se está acabando de abrochar las botas militares de su uniforme color verde camuflaje, que además se compone de chaleco anti balas, pistola y ametralladora automática.