El resto de testigos y pruebas analizadas durante el juicio no fueron tan importantes, algún vecino de la pareja, vigilantes de la cárcel que conocían a ambos, con ellos se acabaron el primer día de juicio. Al día siguiente cuando se reanudó la vista oral sólo faltaban las conclusiones finales de los abogados que debían de convencer al jurado encargado de decidir sobre la inocencia o culpabilidad de Francisca.
La vista se reanudó con la esperada normalidad, no faltó Evaristo ni Ricardo, ni tampoco Julia aunque ya hubiese cumplido con su labor de testigo, está vez sentada entre ambos. A Evaristo hay tres cosas que le intranquilizan mientras está sentado esperando a que los respectivos abogados den por finalizado el juicio, una es el dolor de espalda que tiene por culpa de la larga jornada recogiendo fresas, aunque quedan pocas ya que recoger y le han prometido que pronto cambiaria de puesto, la otra es haber faltado por segundo día consecutivo a clase por mucho que sean las primeras, y la tercera no poder coger la mano de Julia que está sentada a su lado. De todas formas esas tres inquietudes pronto se disipan cuando empieza la intervención del abogado de la acusación. Mientras habla camina de un lado a otro de donde está sentado el jurado, con gesto pensativo y tono de voz segura moldeada a través de años de experiencia.
- Acusación: Como ven, todo apunta a otro caso de celos, de esos que abundan en la historía de la humanidad, de los que no serán ni la última ni la primera vez que se discutan en un juicio, porque no hace falta rebuscar mucho entre las resoluciones de este tribunal para ver su recurrencia. El hombre no es otra cosa que un animal y en él, el instinto sigue presente en la forma de las pasiones. No quiero dar muchas vueltas, por eso voy a ceñirme a la prueba practicada en este juicio. ¿Han visto ustedes alguna prueba más determinante que las conversaciones transcritas del teléfono móvil de Emilia? se ve muy claro lo que pasa, sin que exista ningún motivo para dudar de su total veracidad, es una conversación íntima entre dos personas que se conocen desde hace tiempo. En ellas la víctima se queja de los constantes arrebatos de mal humor de la acusada, platos llenos de comida lanzados a su cara, y más objetos decorativos que en más de una ocasión salieron volando contra su cabeza, y todo por celos. Déjenme que les diga una cosa, es evidente que aquellos que no son capaces de controlar sus emociones, no son capaces de controlarlas nunca, un día te tiran el plato de comida a la cara y otro día puede que te rajen el cuello. Además, la acusada estaba en la cárcel el día de los hechos, pudo cometer el crimen en cualquier momento, atraerlo a ese rincón para conseguir algún arrumaco y luego matarlo, los mismos vigilantes admiten que los turnos los hacen solos, que su única compañía es el silbato que llevan al cuello por si hay algún problema. Este tipo de crímenes violentos, pasionales, normalmente su autor lleva tiempo planeándolos, por eso no suele dejar ninguna prueba, lo tiene todo calculado, no son más que el resultado de largas preparaciones para resarcir un daño sufrido por culpa de un acto de la víctima. ¿Y esto que quiere decir? que si dejamos de castigar un crimen así, vamos a tener que dejar de castigar muchos, lo que va a provocar una incitación al crimen, y que al final ninguno de nosotros se vuelva sentir seguro caminando por la calle solo. ¿O se piensan ustedes que los criminales son tontos? hacen las cosas cuando sobre todo nadie los ve, o los que los ven pueden controlarlos, porque son sus compinches. En mi opinión y creo que hablo por la mayoría, hay suficientes indicios como para estar seguros de la culpabilidad de Francisca. Está en la mano de ustedes crear ejemplo con su castigo y evitar que este tipo de crímenes se extienda.
Ahora es el turno de la defensa, que sin dirigir la mirada hacía su contraparte al cruzarse camino a donde está el jurado, comienza su intervención.
- Defensa: Si algo me ha enseñado la vida, es a no creer en nada que mis ojos no vean, o que mis oídos oigan, o mis manos toquen, o mi boca saboree, o mi nariz huela. Pero todavía voy más lejos, una vez que mis sentidos han percibido una sensación, esa es escrupulosamente filtrada por mi cerebro. Los famosos montajes policiales, que por si ustedes no lo recuerdan fue una causa determinante de la Gran Revolución, son un ejemplo. Por mucho que veas a dos discutir, por mucho que te demuestre una persona su cariño, por mucho que la fama preceda a un individuo, pueden estar mintiendo, puede que no sea más que un montaje para esconder la mucho más que probable más triste realidad. La picaresca, ese es el principal enemigo de la justicia, ese es el principal peligro que tiene una sociedad, que los mentirosos ganen la partida, porque entonces la gente dejará de creer en este acto que simboliza nuestro deseo por el orden, la igualdad, y nuestras ganas de cohabitar pacíficamente en sociedad. A mi ninguna prueba de la practicada durante el juicio me ha parecido relevante, y dejen que me explique porque. Por mucho que los mensajes de texto demuestren una relación conflictiva, eso no quiere decir que no se quisiesen, pero es que además hay un mundo entre tirar un plato a la cara de alguien y rajarle el cuello. ¿O es lo mismo coger una manzana sin que su dueño se de cuenta que entrar en la casa de alguien? no es lo mismo, y que uno coja una manzana no significa que vaya a ser capaz de entrar en su casa. Por otro lado, es cierto que mi defendida estaba en el lugar de los hechos, pero igual que ella había mucha más gente, ¿o vamos a meter en la cárcel a todos los que ese día estaban cerca del asesinado? no tiene sentido. Pero igual que no tiene sentido, que mi defendida siendo su pareja se lleve a la víctima a un rincón oscuro para recibir un arrumaco, cuando puede recibir todos los que quiera en su casa, y es que eses escondites no son símbolos de pareja estable, son símbolo de traición, de engaño, de amantes. Quien tenía que estar allí sentada en el banquillo de los acusados, es Emilia y no mi representada, curiosamente la que ha aportado la prueba más importante de todo el proceso. Háganme caso, no dejen que sus sentidos los engañen, y piensen dos veces las cosas, si alguna de las dos tenía que tener celos, era Emilia, que lleva años relegada a eso, la oscuridad, la oscuridad que coincide con el lugar donde se cometió el crimen. Porque Emilia, también estaba en la cárcel el día que se cometieron los hechos.