Las preguntas de la acusación, que ya contaba con la respuesta afirmativa de su testigo pues fue el abogado él que la convenció de que dijera la verdad de forma previa al juicio, continuan, ahora con la atención e interés de toda la sala, que hasta entonces había estado en su mayoría distraída.
- Acusación: ¿Y como era su relación?
- Emilia: Lo nuestro no era nada formal, era simple y puramente una relación basada en sexo. Así decirlo delante del todo el un mundo me hace sentir mal, pero no creo que sea la única persona que haya vivido una relación así. Lo único que tenía la mía de excepcional es que no fue esporádica, duro años, hasta que murió.
- Acusación: ¿Años?
- Emilia: Empezamos casi a la vez que cuando empezó con Francisca. Pero ya digo que lo nuestro en un principio no nació con una idea de continuidad, era un aquí te pillo aquí te mato.
- Acusación: ¿Y después de todos esos años no se hicieron amigos?
- Emilia: Sí, al final nos hicimos amigos. Lo bueno de nuestra relación es que no había celos, porque nunca nos habíamos prometido nada el uno al otro, si teníamos ganas nos veíamos y sino pues no.
- Acusación: ¿Y le contaba cosas de como era su relación con Francisca?
- Emilia: Sí, sí que me las contaba. Hablábamos de todo. Sabía que discutían por mi culpa.
- Acusación: ¿Reconoce el teléfono móvil que hay en esa mesa?
- Emilia: Sí, es el mio.
- Acusación: ¿Y estos mensajes de texto?
El abogado le entrega unos folios donde hay impresos mensajes intercambiados entre ella y la víctima.
- Emilia: Sí, estos mensajes son entre yo y Ernesto. Los entregue a la Patrulla Urbana cuando me preguntaron por él, pensé que podían ser interesantes. En ellos se ve que la relación con Francisca era tensa, Ernesto cuenta como le tiró un plato de comida a la cara por culpa de su relación conmigo.
- Acusación: ¿Le contaba que se llevaban mal?
- Emilia: Mal no, me contaba que tenían a veces discusiones salidas de tono por mi culpa, bueno más bien la de los dos.
- Acusación: No tengo más preguntas.
Después al igual que sucedió con Francisca, es el turno de hacer las preguntas a Emilia de la defensa.
- Defensa: Voy a empezar con una pregunta sencilla, ¿lo quería?
- Emilia: ¿Qué si lo quería? no sé, sí, supongo que sí.
- Defensa: ¿Y nunca tuvo celos de Francisca? Al fin y al cabo ella era su pareja oficial, usted parecía relegada a un segundo plano en la vida social de Ernesto. Tiene pinta de que su vida en común se limitaba a encuentros esporádicos en sitios oscuros.
- Jueza: Letrada, no insinúe, cíñase a las preguntas. Responda por favor Emilia.
- Emilia: Ya he dicho que nunca nos habíamos prometido nada, lo nuestro era una relación puramente sexual y los dos los sabíamos.
- Defensa: Puramente sexual, pero acaba de decir hace un momento que lo quería.
- Emilia: Pero no en el sentido que usted lo interpreta.
- Defensa: ¿En que sentido entonces?
- Emilia: En el sentido de amigos.
- Defensa: ¿Amigos? pero si se acostaban juntos.
- Emilia: Sí, pero sólo como amigos.
- Defensa: No tengo más preguntas señoría.
La acusación vuelve a llamar a otro de sus testigos, está vez por fin es el turno de Julia que ya se había comido todas las uñas de sus ambas manos mientras por culpa de los nervios, hábito que hacía tiempo que había dejado, y que hoy había reaparecido como efecto secundario nocivo de su comparecencia. Julia camina al estrado donde declarará con cara de yo no sé que hago aquí.
- Acusación: Usted es la persona que por primera vez vio el cadáver del difunto, ¿verdad?
- Julia: Verdad. Fui yo quien avisó a la Patrulla Urbana.
- Acusación: ¿Y que vio?
- Julia: Tampoco vi mucho. Era mi primer día en el trabajo obligatorio, y salí a caminar por la cárcel, tal y como nos habían dicho los vigilantes de último año, para hacerme con lo que había y lo que no, y donde estaba. Iba acompañada simplemente de un mapa, miraba el mapa y torcía un pasillo, y así uno tras otro. Cuando un poco desorientada, un poco caminando por caminar, y quizás por culpa de llevar rato sin mirar el mapa, no sé como di con la sala de calderas, lo primero que pensé cuando vi lo que había fue me voy, pero en seguida vi, como un charco de sangre se extendía hasta donde yo estaba, de hecho casi lo piso. El charco salía de un rincón de la habitación que no se veía desde donde yo estaba, la curiosidad, aunque con mucho miedo, me hizo que me acercase y vi a un hombre tendido en el suelo sangrando por culpa de una herida en el cuello, le habían rajado el cuello vamos, y ya no me detuve ni un momento, salí corriendo a avisar al resto de vigilantes y muy poco después a la Patrulla Urbana para que se encargaran de investigar que había pasado.
- Acusación: ¿Lo conocía?
- Julia: No, nunca no lo había visto en mi vida antes.
- Acusación: ¿Y a Francisca o Emilia?
- Julia: Francisca estaba junto a los vigilantes a los que primero avisé, pero luego ya no la volví a ver por la cárcel, y a Emilia, sí que la he visto más veces por allí desde que ocurriese eso.
- Acusación: No tengo más preguntas señoría.
Ahora es la defensa la que vuelve a la carga.
- Defensa: Ha dicho usted que a Francisca la vio junto al resto de los vigilantes a los que avisó de los que había visto y luego ya no la volvió a ver, ¿es así?
- Julia: Sí, así es, pero yo no sabía por aquel entonces quien era ni la relación que tenía con la víctima.
- Defensa: Si estaba con el resto de vigilantes, ¿cómo pudo ser ella la que cometiese el crimen?, dígame Julia, ¿puede saber con verlo si llevaba mucho tiempo allí tendido?
- Julia: La verdad es que no tengo ni idea, ni me acerqué ni lo toqué, como ya he dicho nada más verlo salí corriendo, pero no tenía pinta de llevar mucho tiempo allí, digo yo que si así fuera alguien lo hubiera visto. Puede que llevase horas, pero supongo que no más, además también supongo que alguien lo hubiera echado de menos. Supongo que no llevaría mucho tiempo muerto cuando lo vi.
- Defensa: No tengo más preguntas señoría.