Deja de mirar a su alrededor como un loco y presta atención a ese video del que Gustavo habla, levanta su cabeza y hace lo que está haciendo todo el mundo, mirar a la pantalla gigante que preside la sala. Las palabras de Gustavo han hecho que el caos se transforme en expectación, el murmullo y ruido que hasta entonces había poco a poco ha ido desapareciendo, y aquel que quedaba ha desaparecido completamente cuando en esa gigante pantalla aparece la figura de lo que aparenta ser un alienígena. Si eso es uno, es la primera vez que ve uno en su vida. Tiene color amarillo, ojos saltones y grandes de color negro, una cabeza enorme comparada con el resto de su cuerpo, es semejante a un ser humano en la forma, pero no es exactamente igual. Habla un lenguaje incomprensible, pero que ha sido subtitulado.

¿Cómo que a partir de ahora van a tener que ser sus esclavos?, ¿y eso en que consiste? Para él este mal entendido podría haberse fácilmente evitado con un cartel advirtiéndolo, que ahora le dejen elegir entre la esclavitud o su vida le parece un castigo demasiado grave por hacer algo que ni siquiera sabía que no podía hacer. Es tan absurdo que la situación parece haber sido ideada por el hombre, lo que le hace súbitamente perder todo esperanza de encontrar alguna vez vida inteligente, porque ni la terrícola ni ahora la marciana pueden considerarse como tal. Tras acabar el video Gustavo vuelve a intervenir, y su intervención vuelve a apaciguar el revuelo que automáticamente se había vuelto a montar.

Ninguna de las opciones le satisface. Si no levanta la mano sabe que va a morir, pero si la levanta está aceptando ser un esclavo el resto de su vida. Decide que ninguna de las cosas puede considerarse algo que pueda decidirse, ambas le deben de ser impuestas por la fuerza, contra su voluntad, él no va levantar el brazo. Pero da igual lo que el haga, esa una de las consecuencias de verse sometido a la voluntad de la mayoría, dejas de ser un individuo para convertirte en un número, la otra es que da igual quien tenga la razón, si él como individuo o la mayoría como masa, porque al final no es eso lo que se valora, lo importante es el resultado final de la votación.
No sabe de donde han salido tantos brazos, pero cuanto más tiempo pasa más se levantan. Es como si un brazo arrastrase a otro, él se mete las manos corriendo en los bolsillos por si acaso. No hace falta que nadie le diga quien ha ganado, aun así pasado un rato Gustavo cumple con su función y lo dice.

Él que venía con la ilusión metida en la cabeza de convertirse en uno de los primeros colonizadores de Marte, ayudar a convertir el planeta rojo en un lugar más habitable para el ser humano gracias a sus conocimientos de medicina, ser feliz con Julia hasta que se acabasen sus días. Y en lugar de todo eso, se ha convertido en el esclavo forzoso no se sabe de que raza por haber ofendido a no sabe que dioses. Nada puede ir peor, absolutamente nada puede ir peor.
Tras hacerse oficiales los resultados y que Gustavo le confirme algo que ya sabía, ya nada le impide salirse del centro de control de la estación espacial. Haciendo hueco como puede sale por  la puerta y cuando por fin está fuera se sienta en el suelo. Ha sido el primero, él eso lo interpreta como que es al que más le da igual lo que tenga que pasar ahora. De todas formas para él hay algo que todavía no se ha solucionado, y eso es ¿dónde esta Julia? Una pregunta que lleva haciéndose desde que saliese corriendo de la clínica cuando empezó a temblar todo. Incógnita que le dura poco, la segunda en salir es ella. Es la segunda lección del día, no hay vida inteligente en el universo, y Julia y él se parecen tanto como ya sospechaba que lo hacían.