El partido de futbol de por la tarde en el parque ha ido como siempre, no le han llegado muchos balones a Evaristo y los que le han llegado o los ha perdido rápido o los a lanzado falto de puntería. Ahora nadie quiere ser futbolista profesional porque no los hay, pero Evaristo ha tenido siempre claro que nunca hubiera sido ese su destino. Le importa tanto lo que ha pasado en el campo de juego, que si le preguntas no sabría responderte si su equipo ha sido el que ha ganado o el que ha perdido, para él no es más que una forma de hacer deporte, de echar unas risas, de matar el tiempo.

Para la cena con sus amigos y amigas ha preparado unos sandwiches de jamón york, que en realidad es tofu, y queso, ese simple alimento que desde que adquirió la independencia con 16 años ha pasado a formar la base de su dieta alimentaria, cuando hace la compra siempre pide demás, de ahí que no se le haya ocurrido nada mejor que llevar para compartir. La primavera ha hecho que las noches sean cada vez más cálidas, a la vez que las calles se tiñen de colores con las flores que las salpican la gente joven y no tan joven las inunda, no hay ganas de pasar la noche en casa. Movidos por ese ánimo, se han reunido todos en los bancos del parque, al menos todos los de la cuadrilla de Evaristo, unos 20 entre chicos y chicas.

Hay quien no sólo lleva comida. Las drogas fueron legalizadas a raíz de la Gran Revolución, la base ideológica de su legalización era doble, no hay nada que más ganas te dé de hacer que aquello que expresamente se te ha prohibido, y que su ilegalización lo único que fomentaba era su mercado negro, mala calidad, altos precios, corrupción de funcionarios públicos, crimen organizado…Sorprendentemente para los más reaccionarios, la humanidad no ha empeorado, en porcentaje, se fuman los mismos porros o bases, se esnifan las mismas rayas, y se chutan las mismas venas, lo que pasa que ahora quien lo hace no se esconde para hacerlo. La humanidad ha optado por fomentar la educación, y sobre todo la máxima del prestigio social de aquellos que son capaces de llevar una vida moderada en ausencia total o casi total de droga en sus vidas. El drogadicto se automargina, y también es marginado por el resto. La droga se cultiva en el campo, sin ningún tipo de control por aquellos que la consumen, pero lógicamente no entra dentro del reparto de tareas obligatorias. A partir de los 16 años nadie puede regañarles por nada, antes sus cuidadores o profesores podían tener con ellos alguna charla o incluso represalia, por eso no falta la cerveza, ni la mariguana.

Evaristo como no se queda como siempre embobado con ella, da igual lo que se ponga, porque para él siempre es la que vas más guapa, saluda a Julia con indiferencia, pero todo el mundo sabe lo que hay. Se conocen desde siempre, desde que les alcanza la razón, pero ese trato tan cercano no ha sido capaz de romper la magia. El sexo también dejó de ser un tema tabú, los únicos protegidos son los menores de 16 de los adultos y es cultura, costumbre, no ley, lo que los aleja de ellos. El resto de combinaciones imaginables están todas socialmente aceptadas, no hay ni un sexo predispuesto para otro, o un número determinado de amantes. El amor, y su manifestación el sexo, también es libre. Al no existir familia, lo único que ata a unos individuos con otros es su afinidad, sus ganas de pasar tiempo juntos, y eso es lo que le pasa a Evaristo, su tiempo pasa siempre demasiado rápido cuando está Julia. Evaristo ya no es virgen, y duda si Julia todavía lo es, pero nunca lo ha hecho con ella, pero lo que subyace no es sólo un ímpetu sexual, sino puede que eso hubiera sido solucionado hace tiempo, ambos se gustan y ambos tienen la impresión de que si lo hacen se va acabar el hacerlo con cualquier otro. Las parejas siguen existiendo, ya nadie se casa, ni civil ni religiosamente, no hace falta, y las religiones también desaparecieron, es todo cuestión de ganas de pasar tiempo juntos, y de si es en tu casa o en la mía.

Como siempre no todo el mundo piensa igual, y aunque ya han pasado dos siglos desde la Gran Revolución todavía hay quien se acuerda de como era todo antes, nostálgicos a los que les gustaría volver a lo que había antes, esto se convierte en tema de debate en muchas ocasiones y hoy no es una excepción. El que lanza la primera piedra es Mariano, al que no le ha gustado nada que le haya tocado pasar los próximos siete años cuidando ancianos.

No hace falta reproducir la conversación entera, pero siempre hay bandos, vayas donde vayas. Pero al rato se olvidan, se relajan, la comida en sus estómagos llenos los hace sentirse pesados y nadie tiene más ganas de discutir. Al final empiezan con lo de siempre, chistes, chismes, y poco a poco los más responsables van desapareciendo en dirección a sus casas para estar listos para mañana, hasta que no queda nadie en el parque.