Lo primero que hizo cuando se levantó fue contestarle, todavía medio dormido le escribió un email agradeciéndole que hubiese contestado y aceptando su propuesta. El resto del día, como siempre que hay un momento importante previamente reservado en él, se lo pasó esperando a que llegase la hora de hablar con el periodista. En la granja se pasó la mañana con la cabeza en otra parte, pero eso no impidió que sus manos se siguiesen moviendo con destreza mientras cortaba las raciones de carne de pollo que surtirían mañana a la ciudad. Y la tarde en la universidad, el dolor de mano por culpa de coger apuntes le impide evadirse todo lo que quisiera y desligarse de lo que está haciendo, de forma intermitente, cuando los profesores le dejan un respiro, mira ansioso el reloj que hay colgado en un lado de la clase, pero siempre da la misma hora, está roto, y de forma disimulada acaba siempre sacando el móvil de su bolsillo para mirar la hora. Ese procedimiento se ha repetido durante toda la tarde, hasta que por fin llega la hora, y tras que el profesor apure las últimas explicaciones ya fuera del tiempo reglamentario, tira su bolígrafo sobre la mesa, emite un largo suspiro, y lanza su mirada a todo su alrededor intentando encontrar al bloguero con el que ayer quedó. No lo ve, no está en clase, o no ha llegado todavía, o puede que lo esté esperando fuera. Recoge sus cosas, las mete en la mochila, y cuando va a levantarse para marcharse y buscar al bloguero en el pasillo que da a la clase, una voz a su espalda lo llama, oye perfectamente un “Evaristo”, se gira, y allí está el bloguero tal y como le había prometido.
- Evaristo: Justo iba a salir a buscarte fuera.
- Bloguero: Entonces he llegado justo a tiempo.
- Evaristo: ¿Nos quedamos a aquí o prefieres otro sitio?
- Bloguero: Yo había pensado en la cafetería, hoy no necesitamos el silencio como el día de la entrevista, y allí no vendrán a interrumpirnos cuando sea el momento de limpiar la clase. ¿Qué dices?, ¿vamos para la cafetería?
- Evaristo: Me parece buena idea.
Salen de la clase juntos, manteniendo la típica conversación de ascensor, esa en que lo único que se intercambian son impresiones genéricas, se trata de una conversación que no está hecha a medida, que puede utilizarse con cualquier persona, en la cual el tema preferido es el tiempo, y donde todas las partes que intervienen en ella están contando los segundos para llegar a donde tenían pensado llegar para acabar con ella. En este caso, su destino es la cafetería, y cuando llegan, la conversación intranscendental se acaba. Evaristo, es la primera vez que está en ella, nunca antes había tenido tiempo de jugar a las cartas, porque con ellas tampoco la Gran Revolución ha sido capaz de acabar, en la cafetería de la universidad se sigue jugando al mus o la cuatrola al igual que se hacía 300 años, da igual que el sistema no te obligue a acudir a clase para poder encontrar un trabajo que te permita pagar una hipoteca, el hacer pellas, el intercambiar chascarrillos y sonrisas con tus compañeros de clase no ha perdido su magia. La cafetería está llena, y tienen suerte de encontrar una mesa libre donde poder sentarse solos.
- Evaristo: ¿Te sorprendió el ver mi mensaje?
- Bloguero: Claro, yo ya creía que te habías olvidado de mi.
- Evaristo: De hecho, casi me había olvidado de ti, ha sido culpa de la entrevista.
- Bloguero: ¿Tu también la has leído?
- Evaristo: ¿Y quién no la ha leído? Pero no estoy aquí como fan tuyo, me dejaste a cuadros con la última pregunta, ¿cuáles son esos rumores de los que hablas?
- Bloguero: ¿Lo de que es un miembro del PML?
- Evaristo: Eso, eso.
- Bloguero: Si te preguntan, o esto sale a la luz de cualesquiera de las formas, yo siempre diré que no te he dicho nada de eso. Te advierto de que no quiero líos, no tengo pruebas, y no quiero que me critiquen públicamente por esto.
- Evaristo: Descuida, no se lo contaré a nadie.
- Bloguero. De acuerdo. Han llegado a mis oídos comentarios de que el atentado ha sido una trama del propio PML. No pongas ya esa cara porque todavía ni he acabado. Por lo visto, el terrorista que asesinó a los dos miembros del PML escribió una carta antes del atentado en la que explicaba la verdad, lo hizo pensando en que iba a morir en el tiroteo que iba a haber con la Milicía. Esa carta la llevaba encima el día del atentado y ha desaparecido. Se sospecha que es la propia Milicia la que está ayudando a tapar todo. Yo no he tenido acceso a la carta, y con seguridad no se lo que pone, pero esos informadores míos si que dicen de haberla visto, y además de haberla leído. Espera no te lances que ya acabo. En la carta, el terrorista se sincera y dice que no ha trabajado sólo, que hay gente del PML que lo ha organizado junto a él, en concreto se menciona a un tal Jose María, que resulta que es uno de los miembros del PML que ha sido condenado. Pero espera que hay más. Dice que había gente de la Milicia que también lo sabía, que todo era plan conjunto para boicotear el proceso de paz, para enfrentar de nuevo a ambos bandos de la sociedad. En resumen, fue un intento a la desesperada, de aquellos que en ambos bandos quieren la guerra, de encontrar una excusa para poder seguir a tiros entre ellos.
- Evaristo: ¿Ya?
- Bloguero: Sí, ya he acabado.
- Evaristo: Es mucho más grabe de lo que me esperaba.
- Bloguero: ¿Por qué te crees que te voy a dejar como un loco como abras la boca? La cosa no es grave, es gravísima.
- Evaristo: Son ambos bandos los que están compinchados, no hay escapatoria.
- Bloguero: Ese es el problema. ¿Te crees que hay alguien al que le puede interesar la verdad?