- Jurado Dos: ¿El qué no te puedes creer?
- Jurado Uno: ¿Pero es qué estás sordo? Todavía hay algunos que siguen justificando todo lo que ha pasado.
- Jurado Dos: ¿Te refieres a la petición del abogado la defensa de rebajar la condena?
- Jurado Uno: Eso es sólo la consecuencia, lo que de verdad me molesta es que no se traten a los criminales como lo que son, delincuentes, con los que no hay que tener ningún tipo de piedad.
- Jurado Tres: Pues yo sí los entiendo.
- Jurado Uno: ¿Cómo que tu sí que los entiendes?
- Jurado Tres: En las guerras no hay delincuentes, lo que hay son dos bandos enfrentados. Si la Gran Revolución no hubiera triunfado, quien sabe, puede que fuésemos nosotros los que hoy estábamos sentados en el banquillo de los acusados.
- Jurado Uno: No me convence ese argumento, porque aquí no hay una guerra, lo que hay son terroristas en un lado, y una sociedad democrática y libre en otro que ha elegido sus propias normas y que aplican a todos por igual.
- Jurado Tres: Debes de tener en cuenta que el terrorismo es el ejercito y la guerra de los pobres, si tuviesen tanques, portaaviones, y bombarderos los llamarías ejercito, y ya no podrías juzgarlos por asesinatos, o robos, sino por crímenes de guerra, que son una cosa completamente diferente, como matar a los soldados que se hayan rendido o dejarlos morir de hambre. Además, ¿qué son las normas sino la opinión de la mayoría impuesta sobre una minoría? Todo es relativo.
- Jurado Dos: Pero no puedes ir haciendo lo que te de la gana por a vida. Hay normas de convivencia que todos debemos de respetar.
- Jurado Uno: Para mi, no dejan de ser unos delincuentes.
- Jurado Tres: Los que hicieron la Gran Revolución también lo eran para aquellos que estaban en contra de ella, y ahora se estudia en los colegios como un símbolo de lucha contra la opresión y la liberación del hombre.
- Jurado Uno: Tu has sido de los que han votado por rebajar la condena. Uno de los tres que han votado en contra.
- Jurado Tres: Sí. En este caso es que la regla de lo que diga la mayoría no cuenta.
- Jurado Dos: Así no nos vamos a poner de acuerdo nunca. Vamos a guardar un poco de fuerzas, que tiempo vamos a tener de discutir otra vez cuando volvamos a dentro. ¿Una bolsa de patatas fritas? , ¿café?
Evaristo que ha estado atento a todo la conversación tiene que morderse los labios para no soltar una carcajada, e impacientemente espera a que acaben los tres miembros del jurado de sacar la comida de la máquina, para poder intercambiar impresiones con sus amigos de lo que ha ocurrido. No tardan mucho en hacerlo, y cuando por fin desaparecen por la misma puerta que habían aparecido, Evaristo puede reírse con toda la tranquilidad del mundo.
- Ricardo: ¿De qué te ries?
- Evaristo: De la situación. ¿De qué puede acusar un bando a otro si se han estado matando mutuamente? Nada de lo que está ocurriendo tiene sentido, ¿es que no lo veis?
- Ricardo: No, no lo veo. Deben ir a la cárcel Evaristo.
- Evaristo: Yo, no lo veo así.
- Julia: Es más complicado de lo que parece a simple vista. Es verdad que para los del PML no han sido crímenes, sino un medio de pelear por sus ideales políticos. ¿Pero de alguna forma tendrán que pagar por lo que han hecho?
- Evaristo: ¿Y los nuestros como van a pagar por lo que han hecho a los del PML?
- Ricardo: Pues que no hubieran entregado las armas.
- Evaristo: Ya, estábamos en las mismas que antes.
- Julia: Yo es que no los veo en la calle de rositas como si nada hubiera pasado, la gente entonces hubiera votado en su mayoría que no a la paz. Puede que tengas, razón, pero de alguna forma tienen que conseguir que se les perdone, y eso es pagando por lo que han hecho.
- Evaristo: Sí, pero que les perdone la mayoría, y ¿cómo va hacer esa mayoría para que les perdonen ellos?, ¿nosotros no pagamos? Al final la justicia no es más que un lavado de cara, como si el que pasase por ella se transformarse en alguien completamente nuevo, cuando en realidad sigue siendo la misma persona. Obligamos a los condenados a que se arrepientan de lo que ha hecho, de que confiesen sus crímenes delante de un tribunal, para conseguir el perdón, su absolución, por fin poder deshacerse de lo que para ellos es una carga, su crimen. Pero al final, siguen siendo los mismos. Hacer justicia es como admitir un error, lo admites para liberarte de él, para convertirte en algo nuevo, para ya no ser más lo que eres, pero sigue siendo la misma persona que lo cometió, no puedes evitar seguir siendo el mismo. Y si se hace justicia, como castigo, que supongo que es vuestro punto de vista, yo sigo diciendo que es el castigo de la mayoría sobre la mayoría.
- Julia: ¿Y qué propones?
- Evaristo: Si de verdad se quiere la paz, no debería de haber condenas. Empezar de cero para ambos bandos.
- Ricardo: Entonces nadie hubiera votado que sí.
- Evaristo: Ya. Pero que la mayoría opine de una forma, yo sigo diciendo, que no significa que tengan razón. Para mi todo lo que está pasando es una auténtica farsa. Todo. El juicio, la condena. Lo que debería de haber es una amnistía general.
- Ricardo: ¿Y mañana cogen otros las armas, y cuando las entreguen otra amnistía?
- Evaristo: Mañana ya se verá, habría que ver caso por caso. En este, en mi ya he dado mi opinión.
- Julia: Puede que tengas razón, pero otra vez te digo los mismo, en ese caso estábamos todavía a tiros.
- Evaristo: Al fin y al cabo la mayoría es como un rebaño de ovejas, ¿os acordáis de los que decía el profesor de filosofía? En el rebaño se está muy calentito, pero huele muy mal. Hoy lo que huele mal es la hipocresía con la que todos hemos aceptado, incluido yo el primero, en que en la guerra con el PML había buenos y malos.
- Julia: Es más una cuestión de convivencia, aprender a convivir los unos con los otros sin necesidad de llegar a las armas para aniquilar al que es diferente.
- Evaristo: Eso es.