Tras la intervención del abogado defensor es el Juez el que toma la palabra, desde su sitio Evaristo ha podido ver como no ha quitado ojo a todo lo que estaba sucediendo, es quien dirige el debate, y el que ahora decide dar explicaciones adicionales sobre como el juicio va seguir desarrollándose.

Evaristo respira aliviado, al fin se pueda levantar del banquillo. Al terminar de oír las palabras del juez los tres amigos se sonríen, y sin decirse nada, salen de la sala en orden, esperando que llegue su turno para salir por las puertas abarrotadas de la sala de juicio. En ese caos, Evaristo siente como Julia le coge la mano para evitar que la gente los separe, él no hace lo mismo con Ricardo, que se queda un poco rezagado.


El jurado está formado por 13 personas, habiendo representación de cada una de las ciudades que votó en el proceso de paz. El número impar asegura que no pueda existir empate. Evaristo facilitado por la guía de la mano de Julia, no les ha quitado el ojo desde hasta que han abandonado la sala, tiene curiosidad por saber que deciden, le gustaría poder estar presente en el proceso que engendre la decisión final. Por eso, cuando por fin los tres amigos se vuelven a reunir a la salida, propone a Julia y Ricardo una idea.

Los tres amigos empiezan la búsqueda de la habitación donde está reunido el jurado. Para eso, recorren el pasillo en dirección por donde Evaristo los vio salir al finalizar el juicio. El pasillo está salpicado de puertas pero en ninguna hay signos de actividad, hasta que llegan a una en la que como Julia había anticipado hay dos milicianos custodiando la entrada. 

Se sientan y charlan, tienen una conversación de esas cuya única finalidad es conseguir hacer que pase el tiempo, se compone de cotilleos, rutinas en su día a día del trabajo, parece que lo que ha pasado en el juicio ha perdido toda relevancia. 


Al rato esa puerta custodiada por los dos milicianos se abre, y Evaristo ve como de ella salen tres de los 13 miembros del jurado que estaban antes en la sala del juicio. Puede reconocerlos, a uno por su bigote tupido que apenas deja ver su labio superior, a otro de ellos por su sobrepeso, y al tercero por la camisa amarilla que llevaba durante el juicio. Sin duda alguna, Evaristo sabe que son miembros del Jurado. Se dirigen a la máquina de comida que hay justo al lado de donde los tres amigos están sentados, Evaristo con leves codazos y dirigiendo la mirada hacia ellos avisa a sus dos amigos de lo que está pasando, y susurrando les dice:

,Los tres miembros del jurado necesitan tomar el aire, Evaristo puede percibir su cara de cansados, no hay juicio fácil, ni siquiera este en que parece que a priori está todo decidido. Y conforme se acercan a ellos, Evaristo empieza a oír cada vez con más nitidez lo que dicen, están discutiendo sobre lo que ha sucedido durante las deliberaciones, mira a sus amigos y les hace un rápido gesto de silencio acompañado de un “ssshh”.- Jurado Uno: No me puedo creer lo que está pasando allí dentro.