Han pasado un par de semanas desde que finalizó el juicio del PML. Pero eso no significa que la ciudad haya vuelto a recuperar la normalidad, que el tema de conversación haya vuelto a ser la falta de lluvia o la mejora de la planta de reciclaje. Todavía hay algo que no la deja descansar, que le quita el sueño por las noches, que impide que la vida vuelva a esa monotonía aburrida que la hace digna de ser vivida. Y ese algo, el “terrorista” que asesinó a dos miembros del PML a su llegada a la ciudad.
Por lo que Evaristo puede leer, se ha recuperado de las heridas lo suficiente como para al menos recuperar la consciencia. Tanto se ha recuperado que incluso ha accedido a dar una entrevista, eso sí, postrado en la cama del hospital donde vive desde que fue herido. Todo el mundo está hablando de esa entrevista, todo el mundo la ha leído ya, y Evaristo quiere enterarse de primera mano lo que dice, confirmar lo que los rumores cuentan de ella, o desecharlos como lo que son, chismorreos que como en el juego del teléfono escacharrado han perdido todo el sentido en su deterioro continuo, que se produce en la transmisión de información por el boca a boca.
La tiene delante de los ojos, que llevan un rato entretenidos observando la foto que hay en la portada. En ella aparece el presunto “terrorista” enganchado a agujas que le inyectan el suero con el que ahora se alimenta, o que le suministran la medicina con la que palia el dolor de las heridas provocadas en su cuerpo por las balas que casi acaban con su vida. También se ven otros aparatos que muestran su frecuencia cardiaca, chivatos que avisarán en caso de que su cuerpo colapse. Para Evaristo ha llegado el momento de enterarse de primera mano, porque ha levantado tanto revuelo y comienza a leerla, haciendo un esfuerzo inhumano, titánico por mantener los ojos abiertos, y su atención activa, tras una larga y dura mañana de trabajo en la granja y una tarde todavía más larga y dura en la universidad, en las que no se ha hablado de otra cosa que no sea de la entrevista.
“Lo que va a leer a continuación, es la primera entrevista que concede el “terrorista” que acabó con la vida de dos miembros del PML cuando entregaron las armas como culmen del proceso de paz.
- Periodista: Lo primero, es agradecerte que te hayas ofrecido a aclarar lo sucedido, y lo segundo, preguntarte como te encuentras, ¿ya estás fuera de todo peligro?, ¿podemos decir definitivamente que has esquivado a la muerte?
- Terrorista: Creo que estoy en mi obligación de contar lo que ha pasado, es la única forma que existe de evitar malentendidos, que se acaben las sospechas, que paguen justos por pecadores. Y en cuanto a mi estado de salud, ha mejorado mucho, las médicas y médicos han hecho un trabajo excelente y sí, por fin puedo decir que me encuentro fuera de todo peligro.
- Periodista: Creo que nuestros lectores agradecerán saber cuales han sido los motivos que te han llevado a hacer lo que has hecho, ¿por qué alguna razón de peso tendrás para hacer los que ha hecho?
- Terrorista: Sí que la tengo, quería castigar a los del PML. No estoy a favor del proceso de paz, y de alguna forma había que aplicar justicia.
- Periodista: Entonces ya tenemos móvil, podemos decir que lo que usted pretendió fue una venganza.
- Terrorista: Yo no he dicho en ningún momento que quisiese vengarme, lo que he dicho es que quería hacer justicia.
- Periodista: ¿Es un justiciero?
- Terrorista: Creo que nadie puede estar por encima de las leyes, y eso es lo que ha demostrado el PML. Su condena ha sido irrisoria comparado con la que cumplen otros criminales por delitos menos graves. Quería evitar esa sensación que más de uno teníamos de que se estaban riendo de nosotros.
- Periodista: ¿Y pertenece usted a algún grupo criminal?, ¿a algo más complejo y organizado?, ¿o ha sido por su propia y única iniciativa?
- Terrorista: Como ya he adelantado, ese es uno de los motivos por los que concedo la entrevista. Lo he hecho por mi cuenta, nadie, y repito para que no haya lugar a dudas o maliciosas interpretaciones, nadie ha participado o cooperado conmigo en lo que ha pasado.
- Periodista: ¿Y de donde saco usted el arma para hacer el atentado? Porque coincidirá conmigo en que un arma es algo difícil de obtener. Ya no hay licencia de caza, ni licencias deportivas. Los únicos que pueden tener armas son los Milicianos y la Patrulla Urbana, ¿acaso pertenece usted a alguno de esos cuerpos?
- Terrorista: No, no pertenezco a ninguno, pero fui un tiempo de la Milicia, y el arma con la que disparé la tenía escondida en mi casa, la sustraje un día después de hacer una patrulla.
- Periodista: ¿Y sólo quería castigar a los del PML?, ¿no tiene o tenía motivos políticos más ambiciosos como boicotear el proceso de paz?
- Terrorista: Ya he dicho que sólo quería hacer justicia, que las muerte de los nuestros a manos del PML no quedase impune.
- Periodista: ¿No le parece un incongruencia castigar a aquellos que se saltan la ley saltándosela también usted? Me refiero a que ahora, cualquier otra persona puede argumentar que usted se merece otro castigo que tampoco tiene porque estar ajustado a lo que la ley diga.
- Terrorista: No había mejor forma de parar el atropello de los derechos que como ciudadanos tenemos. Era o eso, o dejar que se escapasen de rositas, como se ha visto han escapado la mayoría tras el juicio.
- Periodista: Ya para terminar, le prometí que iba a ser breve. ¿Qué le diría a esos que van diciendo que usted es un propio miembro del PML que ha querido vengarse de la traición de su ideales?
- Terroristas: Que lo que van diciendo no tiene ni pies ni cabeza.”