El resto de la semana pasó sin nada digno de contar para Evaristo. Lo único que se salió un poco de la rutina fue otra visita de Julia a su casa, donde estuvieron viendo y discutiendo el contenido que apoyaría el voto por el Sí, a Julia le gustó el escrito de Evaristo y trató de animarle a que hiciera un video para acompañarlo, pero no tuvo éxito, Evaristo se enrocó en un rotundo no utilizando su timidez como excusa. Esa cita sirvió para dejarlo todo preparado, aunque parezca increíble la web está lista, únicamente hace falta clickar donde pone publicar, aun cuando Evaristo se pasó la noche con Julia pensando si era un buen momento para besarla o no, todo lo demás estaba en un segundo plano.
El siguiente paso antes de publicar la votación obligatoriamente era volver a ver al Martillo en su oficina, eso era en lo que habían quedado la última vez que se vieron. Y eso es lo que justo va a hacer ahora Evaristo, esta vez no va como la vez anterior, sin uniforme, medio asustado y con sólo castillos en el aire, esta vez tiene una propuesta concreta del PML, una web preparada a falta del ok para publicarla, y un nombre con un número de identificación personal que sustenta el posible acuerdo. Está preocupado por Gloria, sabe que en cuanto comparta con el Martillo su nombre puede tener problemas, graves problemas, la Milicia tiene como norma detener a todos aquellos que sean miembros del PML o se encuentren relacionados con ellos en cualquiera de las formas. Pero ya no tiene ningún sentido seguir ocultándolo, tiene que saberse, forma parte de la propuesta de paz, de echo puede considerarse que son los cimientos de la propuesta de paz, porque si algo sale mal, a Gloria no le va a quedar escapatoria.
Delante de la puerta del despacho del Martillo se coloca el uniforme, revisa por última vez que lleva todo lo que ha preparado para discutir con el Martillo lo que tienen ambos entre manos, y finalmente golpea de forma rítmica el cristal que hay en la puerta que da acceso a su despacho. Enseguida lo oye responder diciéndole que pase. 

Y Evaristo le hace caso y entra en el despacho. El Martillo está como siempre, sentado en la silla donde trabaja sobre su escritorio, está mirando fijamente la pantalla de su portátil, Evaristo al verlo piensa que puede que sólo sea una pose, una forma de aparentar que está ocupado trabajando, a su lado hay un cenicero a punto de desbordarse por culpa de la ceniza y colillas que acumula, menos mal que hace buen tiempo y tiene la ventana abierta, lo que ayuda a renovar el aire viciado de la habitación por culpa de su mal hábito.

El Martillo, por fin deja de mirar la pantalla del ordenador y se interesa por la visita. Evaristo ve como al verle sonríe, pero no se fía ni un pelo de esa sonrisa, en esto al igual que en la forma de practicarse los interrogatorios también se encuentran enfrentados, debe andarse con ojo con él tiene la impresión de que cualquier descuido puede servir para engañarle, hundir las esperanzas de que el voto por el Sí gane.

Y a la vez que lo dice, tuerce el portátil para que Evaristo entre en la web donde serán las votaciones. Evaristo hace lo que el Martillo le dice, y cuando entra en la web se la enseña al Martillo, que empieza a leer lo que Evaristo ha escrito. A los pocos minutos, cuando ha acabado de leerlo todo, reemprende la conversación.

Evaristo gira el portátil de nuevo hacia donde está sentado y sin pensarlo ni un segundo más publica la votación.