La libertad sienta bien a todo el mundo, se ha dado cuenta de que cuando eres libre tu vida cambia, pasas de idear planes para recuperarla, a centrarte en otras cosas, tus pensamientos también se convierten en libres, cuando miras a las estrellas por las noches, o hueles una flor durante el día, o te tiras de cabeza a un lago y te quedas un rato disfrutando de la ingravidez del agua, tu cabeza deja de recurrir irremediablemente al mono tema que te amarga la vida. Eres capaz de disfrutar de hasta el más pequeño detalle de las cosas, puedes respirar hondo y hasta sentirte feliz. La libertad hace que el oprimido tire las armas al suelo y se olvide completamente de ellas, y junto a ellas el odio que hacía que las tuviese firmemente cogidas en la mano. Así es como se siente desde que dejaron el campamento, vale que tienen que seguir huyendo, vale que no se fie de nadie, pero al menos ya no hay nadie que le diga lo que tiene que hacer. Por ejemplo, hoy ni él ni nadie del resto del campamento ha hecho nada que no sea disfrutar de su tiempo libre en todo el día, tienen comida, hace tiempo que no se cruzan con ningún rastro de actividad humana ni alienígena, y sobre todo están cansados. Él lo ha aprovechado levantándose tarde, y luego mirando a las musarañas, vamos tumbándose bajo la sombra de un árbol picoteando fruta y admirando la maravilla que es estar vivo, hasta que se ha aburrido por no saber que hacer ni en que pensar, y ha ido a buscar a Julia. Ella no se ha levantado tarde, cuando ha abierto los ojos no estaba en la tienda de campaña, y lo último que sabía de ella era lo que le había dicho Leonardo, había salido del campamento a dar un paseo, por el puro placer de dárselo, algo que harto de caminar como él estaba, le había parecido de lo más raro y en ese momento decidió que ya la vería cuando volviese. Pero el aburrimiento le hizo acordarse de ella, y además ha hecho que revise cada palmo del campamento hasta encontrarla, por el hambre que tiene y la altura del sol, sabía que ya tenía que estar de vuelta, Leonardo también le dijo que volvería para la comida. La encuentra en la orilla del rio que pasa cerca de donde han acampado, con los pies levemente metidos en él, y con el cuaderno de notas y el lapicero que le quitaron a Tristán el día que lo dejaron atado al árbol. La pilla por la espalda, de sorpresa, pero no quiere asustarla, hoy es un día para descansar de todo eso, bastantes sustos les está dando ya la vida. Por eso antes de llegar hasta ella la avisa, dirigiéndose a ella en tono tranquilo, y al mismo tiempo sentándose en la misma postura que está ella, le sorprende lo fría que está el agua al meter los pies.

Coge el cuaderno y empieza a leer lo que pone en él detenidamente: Mis enemigos:1.- Alienígenas. 2.- Enrique y sus secuaces. 3.- El resto de seres humanos como Enrique y sus secuaces. 4.- El frío y el hambre. Cuando acaba está realmente confundido, ¿a qué viene todo esto?, ¿no eran ya libres? La lista de Julia lo ha devuelto a la dura realidad, ella sigue sin poder disfrutar de la vida.