En los pocos segundos que dura el silencio no se escucha ninguna respuesta, por otra parte no se había dado cuenta hasta ahora del tremendo valor del tesoro que agarra entre sus brazos. Si como cuenta Jacinto, se han estado alimentando de peces y frutas del bosque, tienen que tener un hambre horrible. Con Julia no tiene ningún problema en compartir nada, pero ¿y con los demás? ese dilema moral, y la sensación rara que ha despertado en su cuerpo son nuevos para él, nunca en su vida antes la palabra escasez había tenido significado. Sin embargo reacciona rápido, mucho más rápido de lo que el mismo se esperaba que era capaz de hacerlo.

Sabe perfectamente que ese gesto tiene una grandísima importancia, que acaba de establecer la primera y más importante norma que debe seguir el grupo, nada es de nadie, todo es de todos. Y además, que al estarlo haciéndolo él, el resto de los del grupo que también tienen su caja como si fuera el bien más preciado del mundo, se van a ver obligados a hacer exactamente lo mismo, lo que se confirma por las caras largas de algunos, que no son capaces de ocultar su falta de entusiasmo por la idea. Al poco, su caja es acompañada por la del resto, que a regañadientes o no, acaban soltando la que tienen para ponerla junta a la suya.

De la cueva sale una expedición formada por veinte personas, acaban decidiendo que lo mejor es  que vayan todos los que puedan, cuantas más manos tengan, más comida podrán traer. En la cueva se queda Julia, Jacinto, su inseparable novia Susana, y Antonio, al que le han traído el arma alienígena para que investigue su funcionamiento. 
Antes de salir de la cueva le da un fuerte beso a Julia, y le dice algo al oído.

A lo que ella le responde asintiendo con un movimiento de cabeza.
Le esperan unas cuantas horas de caminata, no sabe que nuevas aventuras le esperaran por el camino. Pero de algo está seguro, necesita de todas esas horas, y de todas esas aventuras, para autoconvencerse de que no está loco, de que no es una pesadilla de la que acabará despertándose. Va a necesitar mucho tiempo para acostumbrarse a su nueva vida.