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- Evaristo: Tienes razón igual que la tenías cuando nos escapamos de Marte. Si no arriesgas no ganas. ¿Y no me vas a contar que es lo que has averiguado?
- Julia: Estaba esperando a que me lo preguntases. Mientras estábamos trabajando por la tarde se me ocurrió fingir que tenía que ir al baño, aunque yo ya sabía que no les importa mucho y que nos obligan a hacerlo detrás de un arbusto, por eso también se me ocurrió que lo mejor era inventarme que estaba con el periodo y que necesitaba una compresa. Fue lo primero que se me pasó por la cabeza. Con esa historia fui a nuestro vigilante del látigo, que lo primero que hizo fue mirarme con cara rara, igual que tu ahora mismo, pero me sirvió para librarme de él, porque me dijo que si había alguna tenía que estar en la enfermería, hasta me dijo donde estaba, así que tras que me advirtiese que no tardara mucho para allá que me fui. Mi intención era ir a la enfermería y luego perderme un rato por el camino, igual que cuando éramos niños y le decíamos a nuestros profesores que íbamos al baño, ¿te acuerdas? No te rías que esto es serio. Pero no me hizo falta, cuando fui a la enfermería me encontré con algo que ni tu ni yo habíamos visto antes, en ella tienen a cuatro mujeres muy embarazadas, lo de muy es por el pedazo de barriga que tienen Evaristo, deben de estar a punto de dar a luz. Las tienen en camas de madera, como todo lo que hay allí, y tienen pinta de estar bien atendidas, no puedo contarte mucho más por lo que pude ver. Cuando llegue disimule un poco, pedí la compresa y me piré. No veas lo contenta que me puse cuando me la dieron, pensé que nunca iba a volver a ver ninguna, pero esta gente se lo tiene bien montado, no les falta de nada.
- Evaristo: ¿Y qué tiene que ver eso con todo lo que nos está pasando?
- Julia: Hay que ver Evaristo, hay que dártelo todo bien masticadito, piensa un poco hombre.
- Evaristo: No caigo Julia, ahora mismo no caigo.
- Julia: Por eso me hice también voluntaria. A ver, alienígenas caníbales, niños tiernecitos, hombres que han dejado de huir y se han construido una fortaleza…
- Evaristo: Espera, espera, que ya lo pillo, quieren a los niños para crecerlos y engordarlos igual que iban a hacer con nosotros y luego comérselos.
- Julia: Mucho me temo que es peor todavía Evaristo, hay algo que no has pillado del todo, niños tiernecitos…
- Evaristo: ¿Crees que se van a comer a los recién nacidos?
- Julia: Mucho me temo que es eso lo que está pasando, si esos alienígenas son caníbales tal y como descubrimos en Marte, un recién nacido tiene que ser todo un manjar para ellos. Las comparaciones son odiosas, y más en este caso, pero tu fíjate en como se comportan los seres humanos, ¿qué es lo que más les gusta? efectivamente, las crías, los corderitos, los lechones…
- Evaristo: Se me acaba de poner la piel de gallina.
- Julia: Ese es el pacto, es por eso que les han dejado levantar un campamento y dejar de correr y huir continuamente igual que nosotros tenemos que hacer. Los niños que nazcan en ese campamento son para los alienígenas. ¿Tu has visto allí a algún recién nacido?
- Evaristo: No, pero eso no significa nada, sólo llevo un par de días yendo por allí.
- Julia: Ahora no significa nada, pero si pasado un mes sigues sin verlo nuestras sospechas quedaran corroboradas, porque a esas mujeres no les quedan ni quince días. Lo que tenemos que hacer ahora es estar atentos, porque ya tenemos la primera pista.
- Evaristo: Me has convencido.
- Julia: Pero espera, que todavía hay algo más.
- Evaristo: ¿El qué?
- Julia: Susana está embarazada, y nos lo cuenta justamente la noche de antes en que raptaron a Vanesa. Eso sólo puede significar una cosa, que a la vez que nos lo estaba contando a nosotros, ellos también se estaban enterando, y rápidamente se interesaron en nosotros más, mucho más de lo que lo habían hecho hasta ahora.
- Evaristo: ¿Se quieren quedar con su crío?
- Julia: Justo es eso lo que yo he pensado. Su principal interés es tener otro niño con el que pagar su tributo a los alienígenas. No nos lo van a decir así de claro por supuesto, tienen que empezar poquito a poco como están haciendo, primero que si necesito que nos echéis una mano con la comida y con el huerto, luego que si tráete más gente que necesito más, luego vete tu a saber, pero al final nuestro destino para ellos ya esta prefijado, y tanto tu como yo sabemos cual es.
- Evaristo: Esclavizarnos.
- Julia: Efectivamente, los hombres a trabajar, las mujeres a dar a luz, y los niños a servir de snacks para los alienígenas. Tarde o temprano encontraran una excusa para ponernos una cadena al cuello igual que la encontraron para ponérsela a los otros. Tenemos que escapar cuanto antes.
- Evaristo: Ya, ¿pero cómo?
- Julia: A mi lo que se me ocurre que lo primero, primero, que tenemos que hacer si queremos huir, es encontrar al espía que hay dentro del grupo, porque mientras siga estando entre nosotros nos van a seguir encontrando, una vez que lo tengamos a él o ella, ya sólo nos quedaría encontrar el momento preciso.
- Evaristo: Un momento, que esto se me acaba de ocurrir a mi solito. Nuestra libertad vigilada tiene fecha de caducidad, esa fecha es el nacimiento del niño que espera Susana, tenemos que encontrar al espía antes de que eso pase, porque en el momento que eso vaya a pasar, van a pedir a ese niño, nosotros eso no lo vamos a aceptar y lo saben, así que para evitar problemas antes nos pondrán las cadenas al cuello.
- Julia: Claro, eso era lo que iba a decirte. Nos quedan 7 u 8 meses para cazar al espía y escapar. Después, ya va ser imposible, o al menos va a ser mucho más difícil poder hacerlo.