En eso tiene razón, es intentar moverse de la cama y sentir la flojedad de su cuerpo, apenas ha comido, apenas ha bebido, sin embargo es tanta la curiosidad que tiene de conocer a la otra superviviente que en cuestión de segundos, tras algunos gemidos de dolor que de forma incontrolada se han escapado de su boca, está levantado y con media sonrisa en la cara.

Ha dejado caer gran parte del peso de su cuerpo sobre Julia, aun así hace lo posible por que sus pasos sean todo lo firmes que puedan, que no rápidos, le es imposible mostrar cualquier atisbo de agilidad, se nota pesado, torpe, se siente más como un saco de patatas a los hombros de Julia, que como un ser humano. 
No es mucho lo que debe caminar para verla, Julia tenía razón con lo de que estaba en la habitación de al lado. Ella es la que primero llama a la puerta, y tras oír un “adelante”, lo arrastra junto a ella al interior de la habitación. Federica está como él estaba hasta hace sólo unos segundos, tumbada en la cama, pero en su caso parece que en vez de dormir como él había hecho ella estaba leyendo. Tiene la fea costumbre de preguntarse siempre por el título del libro, cuando ve a otro leyendo, fija la mirada en él, pero está tan cansado que no puede verlo. Para verla a ella en cambio, no necesita esforzarse, efectivamente como Julia le ha dicho, se trata de una chica morena, poco mayor que ellos, lo que no le había dicho, es que además es atractiva.

Federica se le queda mirando, y eso hace que él no sepa hacia donde hacerlo, cree que se está poniendo rojo como un tomate, si Julia se da cuenta está muerto, menos mal que está justo a su lado y no debería verlo. Federica le deja con la palabra en la boca, justo cuando iba a darle explicaciones del porque de su visita.

Se ha quedado pillado, hay algo en Federica que no le cuadra, y que tampoco le cuadra de su historia. Su timidez al ver a Federica, le ha hecho fijarse en un plato vacío con un tenedor que hay en la mesita justo al lado de la cama donde está ella. Lento se suelta de Julia y se acerca a la cama donde está Federica, cuando está a la altura del plato, agarra el tenedor y con toda la velocidad y fuerza que le permiten sus cansados músculos lo clava en su cara.