El grupo ha crecido exponencialmente, ahora mire donde mire sólo ve gente, y más gente, y sus sacos de dormir, y sus tiendas de campaña, y sus desperdicios. También le ha hecho más difícil escuchar al bosque, ya sea de día o de noche siempre hay ruido en el campamento, para continuar poder seguir haciéndolo tiene que escaparse, muchas de esas escapadas con Julia, la multitud también les ha hecho difícil encontrar un momento de intimidad que les haga sentir a gusto. Otra de las cosas que ha traído consigo el incremento de personas en el grupo, es los problemas para organizar a tanta gente, muchas veces no puede evitar echar de menos lo que antes era una pequeña familia bien avenida, porque en su lugar la ha sucedido en muchas ocasiones el caos, el desorden, y con ellos las discusiones airadas, el haber quien es más fuerte, la estupidez humana cuando ese ser que se llama inteligente queda reducido a otro animal, empeorando todo, que encima sabe hablar y por norma general no le gusta callarse. Aun así, lo peor fueron los primeros momentos, cuando nadie sabía que hacer, luego la democracia directa volvió, y con ella la tranquilidad durante la mayor parte del tiempo. Como en la sociedad que había antes, todas las decisiones se adoptan por mayoría, lo que pasa que ya no hay internet para discutir, contar los votos, y enfriar a las contrapartes con opiniones diferentes, y hay veces que los días de las votaciones pues se calientan un poco los ánimos, sin embargo, hay una cosa que no ha cambiado, y eso demuestra que por mucho que le guste discutir, el ser humano en su mayoría sigue teniendo buenos sentimientos, Julia sigue ostentando algo de galones, la siguen teniendo respeto, nadie se ha olvidado de que sin ella todavía seguirían durmiendo encadenados y trabajando como esclavos para los alienígenas.
Una vez se lograron organizar, el campamento pasó a ser un auténtico asentamiento. Todos colaboran y aportan sus habilidades al grupo, aunque hay muchos ejemplos de gente que pasó de tener una vida cómoda en la ciudad, a vivir encadenado y mantenido por la comida que los alienígenas le daban, lo que se traduce en una autentica falta de conocimientos para sobrevivir libre en la naturaleza. Pero no les culpa, ese es exactamente el mismo problema que tenía él al principio, ha tenido que disparar muchas flechas para poder llegar a sentirse útil cazando, ha tenido que caminar muchos kilómetros para aprender a encontrar comida escondida entre la hierva del bosque. No obstante la forma compleja de organización que ha adoptado el grupo, siguen siendo nómadas, y eso le ha dado que pensar, igual que al resto del grupo, hasta cuando pueden permitirse el lujo de seguir siéndolo, en su cabeza no entra, ni en la de nadie, que cuando sean 100 van a tener que seguir caminando diariamente para esconderse, entre otras cosas, porque va a dar igual donde pongan la tienda de campaña, porque va a ser imposible esconder en cualquier parte del bosque a tanta gente. Además, tantas bocas en un grupo tan grande son cada vez más difíciles de mantener, tienen que cazar mucho, recolectar cada vez más, si no quieren pasar hambre, sobre todo si no quieren que ese hambre lleve inevitablemente a discusiones por la comida. De eso están discutiendo ahora, sin que él haya abierto todavía la boca, está escuchando pacientemente, al resto, aunque si hacerles mucho caso, hasta que Julia sin avisarle, se levanta de su sitio para proponer algo, eso le hace fijar los cinco sentidos en lo que está diciendo.
- Julia: Yo también me dado cuenta de que somos muchos, y de que es imposible liberar a más gente porque no va haber sitio en donde escondernos tantos. Por eso he estado un tiempo pensándolo, dándole vueltas, tratando de encontrar una solución, y la única que he encontrado, es que el próximo golpe tiene que dirigirse no a liberar a más gente, sino directamente contra ellos, nuestros enemigos. El siguiente paso, era encontrar un objetivo, y diversas ideas se me pasaban por la cabeza, ¿un platillo volante?, ¿los guardas de otro campo de concentración? No, he pensado que lo mejor es atacar directamente uno de sus cuarteles, ir a por ellos a su madriguera, para eso tenemos las doce armas que conseguimos del campo de concentración que liberamos y de donde la mayoría de vosotros provenís. ¿Y dónde tienen su madriguera? Pues en lo que antes eran nuestras ciudades, así que mi idea es hacer un comando para atacar una ciudad. ¿Qué os parece?
No sabe lo que le parecerá al resto, pero a él le parece arriesgado, muy arriesgado, más arriesgado que cuando decidieron atacar el campo de concentración. Y por lo que parece, el resto piensa exactamente lo mismo, porque donde ante había silencio, ahora lo que hay es un murmullo cada vez más alto por culpa de andar discutiendo los unos con los otros. Por eso decide que lo mejor es echarle un cable, después de todo, gracias a sus ideas no esta picando en suelo marciano y eso es lo que les quiere recordar al resto.
– Evaristo: A ver un momento. Ya sé que soy el menos imparcial de todos vosotros, todo el mundo sabe lo que Julia y yo tenemos. Pero eso no niega la realidad, sin ella no os hubiéramos liberado, y creerme cuando os digo que el día que nos comento el plan de atacar el campo de concentración a todos nos pareció una locura. Sin embargo, salió bien, y aquí estamos todos. Lo que no podemos hacer es que nuestra situación se estanque, tenemos que aprender más cosas sobre ellos, buscar su puntos débiles, seguir peleando por echarlos de la Tierra para que al menos nunca perdamos la esperanza de recuperar la civilización de todos estoy seguro añoramos. Yo me apunto sin pensarlo dos veces a lo que Julia a propuesto, debemos de seguir plantándoles cara y demostrarles que todavía no nos han vencido.