Ha sido todo un éxito, sólo tiene que ver la cara de felicidad de todo el mundo para darse cuenta de ello. Mire a donde mire, todo lo que ve son abrazos, sonrisas, y algunas lágrimas pero en este caso de felicidad. En menos de 15 minutos ya estaban todos fuera del campo de concentración, los otros dos grupos en lo que se habían dividido tampoco han errado y han cumplido con su parte a la perfección, no han dejado ni a un solo vigilante con vida, no han dejado ni a uno solo de los prisioneros encadenados. Al final daba igual esperar a salir todos de una forma ordenada, porque antes de que cualquier alienígena se diese cuenta de lo que estaba pasando, ya se había transformado en esa masa amorfa e inofensiva en que los convierte la madera. La huida fue precipitada para todo el mundo, todos salieron por la puerta tan rápido como se lo permitía sus pies, en cambio el reencuentro al otro lado de la valla, está siendo lento, se ha transformado en un fiesta inesperada de la que nadie tiene ganas de irse. Así a primera vista si que le parece que hayan liberado a cincuenta personas, e incluso no sabe si por el jolgorio que hay montado que aparenta haberlas multiplicado, puede que sean hasta más. De hecho, en alguna ocasión ha intentado contarlos, pero el intento ha sido en vano, se mueven tanto y tan rápido, y además, se conoce tan poco las nuevas caras que le ha sido imposible estimar, siquiera de forma aproximada el número de las personas liberadas. Julia, como no, no parece satisfecha ni en lo más alto de la cresta de la ola de una operación que ella misma ha sido la que ha planeado desde el comienzo hasta el final, no sólo tiró la primera flecha, eligió el campo de concentración, y planeó las vigilancias que dieron con el posicionamiento de los vigilantes y su número. No sabe si molestarla, tiene pinta de estar pensando en algo, pero no aguanta más tiempo con la incertidumbre de saber porque ella no celebra como el resto, y se dirige a ella.
- Evaristo: ¿Qué te pasa?, ¿por qué estás tan sería?
- Julia: Porque no aguanto aquí parada ni un segundo más. Tendríamos que estar corriendo lo más lejos de aquí posible, y en lugar de eso la gente está aquí parada perdiendo el tiempo.
- Evaristo: Pues pongamos orden.
- Julia: Eso había pensado, pero al final decidí esperar un poco y dejar que se cansasen de abrazarse y besarse por ellos solos, no quería ser la aguafiestas que les fastidiase el momento de su liberación. Pero ya no aguanto más, tenemos que salir de aquí pitando.
- Evaristo: Atenta.
En ese momento, aclara su voz con un par de carraspeos, y con voz fuerte y segura empieza a dirigirse a todo el mundo que se ha congregado de forma espontánea a pocos metros de lo que ahora es un campo de concentración deshabitado.
- Evaristo: A VER, TODO EL MUNDO. YA TENDREMOS TIEMPO DE SEGUIR CELEBRANDO LOS REENCUENTROS Y DE DARNOS TODOS LOS BESOS Y ABRAZOS QUE NO HAYAMOS PODIDO DARNOS ANTES. PERO AHORA TENEMOS QUE ALEJARNOS DE AQUÍ LO ANTES QUE PODAMOS, NO SABEMOS CUANTO VAN A TARDAR LOS ALIENÍGENAS EN DARSE CUENTA DE LO QUE HA PASADO, Y PARA CUANDO ESO PASE, LO MEJOR ES QUE ESTEMOS LO MÁS LEJOS POSIBLE DE AQUÍ. ASÍ QUE, NOSOTROS, LOS QUE OS HEMOS LIBERADO, NOS VAMOS AL CAMPAMENTO DE DONDE HEMOS VENIDO, Y QUE ESTÁ EN UN LUGAR SEGURO. NO OS VAMOS A OBLIGAR A SEGUIRNOS, PERO QUIEN QUIERA HACERLO PUEDE HACERLO, TENEMOS COMIDA, AGUA, Y UNA IDEA PARA SEGUIR HACIENDO LO QUE HOY HEMOS HECHO.
Al principio cuando empezó, no creía que nadie fuera a hacerle caso, en cambio fue empezar a hablar y el murmullo que había, aunque más que un murmullo ya era una algarabía, fue desvanecerse de golpe, parece que en el fondo lo que estaba esperando todo el mundo, era que alguien les dijera que era lo que tenían que hacer, y mientras tanto pues que mejor que disfrutar del momento. Nada más acabar mira orgulloso a Julia de su hazaña, y ésta lo sonríe.
- Evaristo: Mira, ¿has visto que fácil ha sido hacer que todo el mundo se calle?
- Julia: Muy bien, ahora ya podemos irnos, venga ahora que has conseguido que te hagan caso, lo que tenemos que hacer es irnos de aquí pitando. Tu sígueme, y quien quiera, pues ya les has dicho lo que tienen que hacer.
Nunca le ha sido tan fácil seguir una orden. Julia empieza a caminar, y tras que sus ojos se claven en su culo unos pocos segundos, sale corriendo y se pone a su altura para caminar junto a ella. Ninguno de los dos mira hacía atrás, pero no le hace falta para darse cuenta de que el resto ha empezado a seguir sus pasos. La juerga sigue, la fiesta no para, pero en lugar de celebrarse en un punto fijo, ahora se ha transformado en una especie de desfile de carnaval en movimiento, es imposible hacerles callar después de todo lo que tienen que haber sufrido, y ni mucho menos se le pasa ahora por la cabeza el intentar hacerlo.
- Evaristo: ¿Tu crees que va haber alguna forma de organizar a todos estos? Se sincera.
- Julia: Pues claro que sí, ¿por qué no íbamos a ser capaces de poder hacerlo? Las ciudades y pueblos eran más grandes y mira como nos organizábamos sin ningún problema.
- Evaristo: Ya, pero antes era diferente, era como que todo el mundo había aceptado una fórmula de convivencia, ahora no queda rastro de esa civilización.
- Julia: Sí que queda rastro, nosotros no sólo seguimos siendo los mismos, sino que ahora somos más fuertes, porque hemos aprendido a valorar lo que teníamos. Somos el futuro de la raza humana, imagínate lo que podemos conseguir los sesenta que seremos, si ya sólo seis hemos liberado un pequeño campo de concentración.