El mes para el Indio también ha pasado rápido, ha estado bastante ocupado. Desde que concertó su cita con la trabajadora social que le fue asignada ha estado resolviendo un rompecabezas, con la policía pisándole los talones, siendo conocido por todo el barrio, con una prohibición expresa de acercarse a Susana e Isabel y sin un céntimo en el bolsillo ni nadie que le ayude. Le estuvo dando muchas vueltas, y no se le ocurría nada hasta que decidió que lo mejor era hacer como está haciendo hasta ahora, no hacerles caso, jugársela como siempre ha hecho, planear su estrategia sin que influya la policía, sin pensar en que le siguen y conocen cada uno de sus pasos, ahora será a ellos los que si todo sale bien les tocaría defenderse. Su objetivo y obsesión era entrar en la habitación de Luís.

La tarea planteada tenía muchos obstáculos, pasar por el barrio sin ser percibido, librar la presencia constante de Isabel o Susana en la recepción, y abrir la puerta de su habitación sin que nadie se enterase. Pero para todo hay solución si se tiene la predisposición de encontrarla. La cárcel legalmente está conferida con el objetivo de conseguir la reinserción del individuo en la sociedad, es esa la principal misión de los muros que rodean a  los presos y coartan su libertad, sin olvidarnos de otros objetivos menos poéticos como la prevención de nuevos delitos. No obstante la realidad difiere ostensiblemente de lo que sobre el papel se predica. La cárcel es una autentica universidad del crimen, la cárcel en ningún caso supone un paréntesis en la vida del criminal, la cárcel es una readaptación de los medios para cometer y organizar el crimen. Empecemos por el principio, la cárcel consigue una concentración en espacio y tiempo de las mentes con más conocimientos sobre las formas de la comisión de un delito, no hace falta viajar kilómetros o tener los contactos adecuados, si quieres saber como llevar a cabo una estafa online con el uso ilícito de tarjetas de crédito puede que únicamente tengas que preguntar al que está comiendo justamente a tu lado, y sino tampoco tendrás que ir mucho más lejos para encontrarlo. Una concentración de mentes criminales, tiene como principal consecuencia la perfección del delito a través de el intercambio de conocimientos por los delincuentes especializados en una rama delictiva, la experiencia, el fallo que supone encontrarse entre rejas, hace evolucionar la estrategia delictiva de una forma más rápida que si cada individuo estuviera cumpliendo condena de forma separada. Por otra parte, la cárcel es la representación de una sociedad en miniatura, los más escépticos dirán que en nuestras sociedades actuales no existe gran diferencia entre estar entre rejas y vivir en “libertad”, dado el celo con que el Estado controla a los individuos libres, por lo que la cárcel para ellos sólo supone una forma menos hipócrita, más clara, de lo que todos los ciudadanos sufren. Pero siguiendo con el desarrollo de esta última idea, en la cárcel también hay móviles que permiten seguir desde su interior con una actividad criminal sin que se altere la estructura jerárquica, en la cárcel hay droga y traficantes, en la cárcel hay funcionarios corruptos comprados por el dinero, la cárcel es más una apariencia de solución que una real solución del problema. En ese ambiente es donde se ha terminado de formar el Indio. 

Su estrategia podría haber parecido ingenua, pero no lo es si se hace con la pericia adecuada. Es simple, pero ha demostrado ser efectiva. No hay nada mejor que una gorra, unas gafas de sol, dejarse bigote y un cojín para aparentar unos kilos de más para volver a pasear por el barrio sin levantar sospechas, al menos de forma aparente. Esto le sirvió para salir de la habitación y empezar a merodear por el albergue porque la policía dejo de seguirle como por arte de magia, eligiendo con base de operaciones la cafetería que hay justo en frente y que ofrece una visión clara de su puerta de acceso y de su recepción, al par de semanas ya sabía quien vivía en él y los hábitos de Isabel y Susana. A Luís enseguida lo reconoció por su perfil, individuo solitario de mediana edad que no parece tener ocupación dada la anarquía horaria con la que entraba y salía, ese era el topo de Romero. También le valió para conocer a Segismundo y Ataulfo de una forma más personal, vio en más de una ocasión a Isabel llegando de la mano con Segismundo después de correr.

Una vez hecho su esquema de hábitos horarios, descubrió que en la recepción existen horas donde nadie vigila la entrada, donde la coordinación que Isabel y Susana intentan mantener tiene fallos y durante minutos, en ocasiones hasta horas, no hay nadie vigilando la puerta de acceso, que siempre está abierta durante el día, y todo el que llega tiene que esforzarse tocando la campanilla para poder hablar con alguna de ellas. Ese era el momento perfecto para colarse en el hotel, pero no podía ir directamente a la habitación de Luís dado que no conocía cual era. Su primer objetivo consistió en acceder al cuaderno donde Isabel y Susana apuntan todas las habitaciones y la identidad de sus inquilinos. Objetivo que fue fácil, el cuaderno está siempre encima de la mesa, no tardo ni cinco minutos en encontrar el nombre de Luís anotado con su número de habitación correspondiente y pitando por la puerta de nuevo. Más complicado fue entrar a la habitación de Luís y salir sin ser descubierto. En ningún momento dudó de la habilidad de sus manos, era capaz de abrir cualquier cerradura en un abrir y cerrar de ojos, el Indio presumía desde temprana edad de abrir más rápido una puerta con un alambre que cualquier otro mortal con llave, pero existe un factor incontrolable, un factor que nadie puede proveer y que arriesgaba con frustrar la misión y lo peor de todo, con acabar en un escándalo y con sus huesos de nuevo en la cárcel. Ese riesgo no era otro más que alguien pasase por el  pasillo en el mismo momento que el entraba o salía de la habitación. Aun así, no podía considerarse como un factor que debiese suponer el aborto de la misión, era una posibilidad previsible, con la que contó desde el principio en que empezó a idear su plan. El momento elegido fue un martes, Isabel fue a clase y Susana hay días que pasa gran parte de la mañana en su casa, además Luís suele salir fuera a comer. Con el corazón en un puño, hacía muchos años que no se dedicaba a esto, tras ver salir a Luis por la puerta del albergue y ver que no había nadie en su recepción salió como un rayo de la cafetería, subió los escalones que dan acceso a las habitaciones de tres en tres con dificultades para mantener el aliento, y abrió la puerta de la habitación de Luís sin haber perdido ni un poco de habilidad. No le hizo falta buscar mucho, encima de la mesa del escritorio había un cuaderno que tenía un valor incalculable, en el tenía apuntadas todas las conversaciones entre Segismundo y Ataulfo, el medio utilizado para la escucha también yacía cerca, un vaso de cristal puesto bocabajo. Lo leyó lo más rápido que pudo y se fue corriendo habiendo confirmado todas sus sospechas. Ese operación quedó en repetirla con siempre que pudiera.