Prácticamente no se acuerda de ella, cuando como de costumbre ha pasado por el mostrador donde ella siempre está estudiando inclinada, ha mirado un par de veces con recelo, y siempre estaba Susana. No sabe donde se ha metido, pero en todo lo que ha él le concierne, siendo todo lo sincero que puede ser, y eso significa ser todo lo sincero que puedes ser contigo mismo, no le importa, le parece en el más amplio y llano sentido de la palabra un alivio. No tiene que aguantar el empuje incesante de Ataulfo hacía ella, no tiene que salir a correr por la noche, y lo más importante, tiene la cabeza ocupada, centrada, con la meta definida de una sola persona, y esa es Julia.

Mañana es el día clave, su relación artificial quedará finalmente desintegrada, ya no habrá un motivo externo a su voluntad que los haga coincidir en el espacio y en el tiempo. Hoy han quedado como llevan haciendo toda la semana para rematar los últimos flecos del trabajo que deberán exponer de forma breve y sencilla pero delante de toda la clase mañana. Julia se siente asediada por ambos flancos, Romualdo a su derecha, y Segismundo a su izquierda, ambos interesados en atraer su atención, discuten el orden de exposición del trabajo y quien es el encargado de redactar lo que falta.

A Segismundo, también le da igual, de hecho prefiere que lo haga cualquier otro antes que él. No es cuestión de vaguería, es cuestión de optimización de su tiempo. Pero hoy va hacer una excepción por Julia y va a exponer su alternativa.

El destino es caprichoso pero sobre todo vengativo, elige siempre a sus víctimas por la falta de predisposición hacía sus encomiendas, y le toca a Segismundo rematar el trabajo está noche, él que no escribe a máquina, aporrea el teclado con dos dedos, y a Maria exponer.

Abandonando la biblioteca, se despiden, y a Segismundo se le aparece de repente un vacío en su corazón que no puede llenar que no sea contra cosa que no sea Julia. Se llama ausencia. Y cuando lleva varios pasos dados en dirección separada a la del resto el grupo, se da la vuelta acelera el paso, acaba al final corriendo y le da en el hombro a Julia, la que se da la vuelta y lo mira sorprendida, ella también creía que su breve relación de amistad acaba esa tarde.

Julia no es tonta, es con la que más ha hablado por algo y ese algo sabe muy bien que es. Pero no le parece mala idea por varios motivos, uno, no quiere mostrarse indiferente ante su llamada de auxilio, y dos, tampoco parece tan malo. Rocío por ahora no ha sabido decirle nada sobre él, es como si no tuviera pasado, todo es presente, y lo poco que le ha contado es lo que ya sabe, aunque le ha prometido seguir investigando.

Segismundo haciéndose el indiferente coge su teléfono, ese donde solo tiene los números de su familia, a los que nunca llama, y de sus amigos del pueblo, que reza para que no le llamen, y lo apunta. Es la primera vez que tiene el número de una chica que de verdad le gusta. Se despide rápido, con pocas palabras, como con miedo de que le pillasen y no le dejasen irse con el tesoro que estaba robando.

Va de camino a casa como en una nube. Todo marcha a las mil maravillas, han acabado el trabajo, el no expone que al fin y al cabo es lo más tedioso, y se va con el teléfono de Julia, y le tiene que responder, por al y al cabo ella también está involucrada en el trabajo, no es que vaya a preguntarle como está, no es que vaya a iniciar una conversación sin un propósito previo definido, no, tienen un objetivo común, y tiene que contestarle. Va tan contento, que ni siquiera se da cuenta de que lo llevan siguiendo desde que salió por la puerta de la universidad, han sujeto de apariencia normal, de entorno a 40 años, lo sigue a pocos pasos hasta que llega al albergue, es uno de los troles de Romero, a partir de ahora, quiere saber todo sobre él, quiere controlar todo su entorno, no puede escapársele ningún detalle, o su plan puede ponerse en peligro. Cuando abre la puerta de su habitación una orquesta de sirenas se monta en al calle, pero el solo tiene sentidos para el móvil que siente en el bolsillo como el objeto más preciado que ahora tiene, ha pasado de ser un reloj y un mp3 a tener un valor incalculable por la información que en él se alberga.

Atualfo, parece que también está entretenido en sus asuntos, la marcha de Isabel h provocado un paréntesis en su relación y lleva dos noches sin aparecer por su habitación, que sus pulmones agradecen. Aprovecha la tranquilidad de la que disfruta para encender el portátil, básicamente un almacenador de música y expositor de pornografía, hasta el día de hoy, en que parece que ha sido dotado con el objetivo más noble del que podía ser dotado, un trabajo para la universidad. Se queda en blanco, saca su cuaderno, ve las notas que ha tomado, y son…poco inspiradoras, ya tiene la excusa perfecta para escribirle a Julia por Whatsapp. Saca el móvil y le pide que por favor le mande un par de fotos con los apuntes que haya tomado en su cuaderno.

Julia ve el mensaje y casi de forma instantánea le responde.

Le adjunta las dos fotos prometidas, y le pregunta como lo lleva.

Segismundo se hace el valiente y le dice que…

Lo que entre otros cualquier otros dos sujetos puede parecer una tontería, una conversación trivial sin importancia, sin ningún valor emocional, centrado en el trabajo, para ellos significa haber avanzado un mundo. Porque efectivamente, Segismundo que escribe aporreando con dos dedos las teclas del teclado, hoy se ha dado cuenta que las aporrea con dos dedos, porque piensa “que pensaría Julia si me ve escribirlo así”, pero es que además da un 110% del 70% que habitualmente entrega en aquellos que haceres con que tiene asignados. Pero no solo eso, cuando lo acabe, se lo pasará a Julia, que con tibieza le aconsejara algún cambio y le alabará por el trabajo bien hecho. Hoy Segismundo se acostara pensando en que por primera vez en su vida siente esa sensación que llaman amor, y Julia, se acostará pensando, que hará la próxima vez que Segismundo le escriba y no tengan un trabajo en común del que hablar.