Cuando la policía quiere algo de ti lo notas, ellos te lo hacen saber. Tienen la capacidad de extorsión que ninguna otra organización criminal tiene, tienen la capacidad de dotar de apariencia  lícita a lo que no son más que actos criminales. Si todos los días cuando bajas a tu perro te encuentras a un coche patrulla en la puerta de tu casa, no es acoso, están haciendo su trabajo, si todos los días cuando llegas de trabajar te encuentras el helicóptero de la policía nacional en el mismo sitio, no es acoso, están haciendo su trabajo, si a la hora en que te levantas suenan todos los días las sirenas, no es acoso, están haciendo su trabajo, si las ambulancias pasan continuamente por donde tu pasas y tienes que andarte con ojo al cruzar por los pasos de cebra, no es acoso, están haciendo su trabajo. Han convertido la extorsión en todo un arte al alcance de muy pocos, porque ellos están haciendo su trabajo.

Esa es la teoría y la táctica que ha desarrollado Romero durante años, sus víctimas enseguida empiezan a comprender las dimensiones de su problema, pero eso sólo pasa si llegas a entenderlo, porque para algunos sujetos ha sido demasiado tarde y han acabado enfermos, locos, incapacitados por jueces amigos de Romero. Romero es capaz de convertir tu vida en un infierno sin ni siquiera darte cuenta de que está el detrás moviendo los hilos, puede hacer que tú medico de cabecera te receto medicamentos sólo aptos para tratamientos de psiquiatría severos, puede hacer que tu puesto de trabajo se convierta en un infierno, sobrecargarte de trabajo hasta que revientes, puede hacer que ninguna chica se acerque a ti por miedo, puede hacer que tu camello deje de querer verte, puede hacer que solo encuentras trabajo donde y cuando el quiere, puede hacer todo esto esté pasando y nunca te enteres. Romero lleva tiempo en el negocio de la extorsión, abogados, jueces, políticos, todos han sido o víctimas o clientes. 

El caso de Segismundo es particular, lo que empezó siendo un juego, robarle calcetines, seguirlo por la calle y darle codazos, robarle libros, ha pasado a ser una cuestión de vida o muerte para él.  En ese primera fase, Segismundo era un ignorante de su situación, lo único que provocaban esos sucesos era inseguridad en si mismo, la falta de control sobre actos automáticos donde los individuos no prestan atención suficiente, puede que se dejase algún calcetín en la lavandería, puede que se dejase en libro o en clase, puede que solo sean imbéciles que de forma aleatoria pero continua se han cruzado en su camino. Es complicado, que un individuo que no identifique a un individuo como enemigo, pueda imaginarse que lo es, ¿de qué forma podría saber Segismundo que todos esos sucesos extraños en su entorno tuvieran como fuente a Romero? si no tenía miedo a la policía, si nunca habían tenido un encontronazo como para identificarse mutuamente como enemigos. Segismundo tampoco fue capaz de identificar ese excesiva presencia policial en su entorno como una consecuencia adherida a su persona, no, estaban haciendo su trabajo. Pero lo sucedido los últimos días ha hecho que de forma inevitable sus caminos terminen de cruzarse de tal forma, que ahora son capaces de identificarse el uno como enemigo del otro. Esto tiene sus ventajas, Segismundo ahora es capaz de señalar a un enemigo, la próxima vez que llegue a casa y vea el portátil roto, sabrá que no se ha roto solo de forma inexplicable, sino que ha sido Romero el que ha entrado o ha mandado a alguien entrar para romperlo, evidentemente su salud mental lo agradece, es un salvavidas al que debe agarrarse porque lo que viene en la vida de Segismundo y Ataulfo son curvas. 

Como ya ayer percibió Segismundo, Romero se va a convertir a partir de ahora en su peor pesadilla, y da igual el tiempo que pase porque nunca se va a olvidar de ellos. Ha dado ordenes a todos sus subordinados que no les quiten un ojo de encima, quiere que sientan como les resopla el peso de la policía en la nuca, sino no confiesan, al menos de una forma o de otra les acabará pasando factura. De momento a Ataulfo no le van a renovar el contrato de reponedor, de eso es de las primeras cosas que se ha encargado Romero, y a Segismundo en la universidad le va costar pasar del cinco, sus calificaciones no pueden en ningún caso resaltar, al menos en aquellos profesores que sean de la cuerda de Romero. 

Pero esos males son demasiados inocuos, si a Romero se le conoce es por se un auténtico gánster. Que se anden con ojo, sobre todo Segismundo, porque lo que va hacer es intentar asesinarle. Romero es de esos que dicen que para asesinar a alguien sólo hace falta dinero y los contactos adecuados. Y puede que suene a tópico, pero a rey muerto, rey puesto. A Segismundo muerto, Manolo puesto, por lo que lo que ahora pesa sobre Segismundo es una autentica sentencia de muerte por parte de Romero y sus hombres, pero cuidado, como ya hemos visto, el circulo de Romero no solo llega a todos los funcionarios públicos de cualquier clase y condición, tiene amigos hasta en el infierno, tiene auténticos asesinos en su lista de contactos en la agenda. Porque la policía vive del crimen exactamente de la misma manera que el crimen vive de la policía. Va a ver un registro en una empresa, la policía avisa, va a haber una espera a un traficante, la policía avisa, la policía necesita y tiene informadores al igual que necesita y vive de la delincuencia. 

Que tenga Segismundo cuidado por el paso de cebras que cruza, porque puede que se lo lleven por delante. 

Manolo, hoy no sabía que hacer después de discutir todo lo anterior con Romero. Va a volverles a hacer una visita a Segismundo y Ataulfo, pero todavía es pronto, han quedado que lo mejor es que sientan la soga al cuello, como se aprieta y como se tambalea el taburete que hay debajo sujetándolos. Por eso se ha pasado el resto del día que le quedaba en la oficina haciendo crucigramas en el despacho.