Tumbado en la cama a oscuras oye perfectamente los latidos de su corazón, son acompasados, fuertes, da igual la postura que elija porque hoy los nervios le impiden pegar ojo. Al lado suyo está Isabel, apenas se la oye respirar esta tumbada en el otro lado de cama, ella si duerme, Segismundo lo sabe por como cambia el ritmo y el sonido de su respiración. Piensa en la extraña noche que ha pasado, primero el intento de asesinato que ha acabado en tragedia para el atracador, luego la velada con el policía, no sabe porque pero algo le sigue diciendo que no es de fiar, hoy tenía una cara rara, y lo que más le delata es que apenas le mira a los ojos, sus gestos no son naturales, sin olvidarse que entremedias le ha pedido Isabel matrimonio, ¡pero que locura!, su familia ni siquiera sabe que tiene novia, y para rematar la mejor noche de sexo que ha tenido en su vida. Su relación con Isabel está siempre marcada por hechos trágicos, empezaron a salir cuando murió su tía, la muerte de su madre supuso su primera vez, y ahora el intento de homicidio ha supuesto su promesa de matrimonio, que raro le parece todo esto.
Cuando llegaron a la cama ambos estaban desbocados, piensa que ha sido ese contacto tan directo con la muerte. Ha sido esa sensación de que la vida se acababa para ambos lo que les ha provocado esa pasión desmedida, esas ganas de absorber hasta la última gota de la vida. Lo que ha pasado le ha hecho pensar en la muerte, que cerca ha estado, su navaja el paso rozando el cuerpo un par de veces, han estado a punto de trincharlo como un pavo de navidad, ha sentido autentico miedo, sus movimiento esquivando la navaja han sido plenamente inconscientes, actos reflejos de supervivencia que su cerebro no gobernaba, ha sido la adrenalina generada por su cuerpo la que ha evitado la tragedia. Ese momento en que se ha visto encarado con el criminal que reclamaba su vida como premio, le ha hecho acordarse de Susana y lo que le hizo, ha vivido de primera mano lo que ella tuvo que sentir cuando la lanzaban por la ventana, que sensación tan amarga sentir que todo se acaba, enfrentarse no sólo a la muerte sino además a una muerte violenta. La gente se pasa la vida haciendo previsiones de futuro, planes de pensiones, ahorros, chalets en la playa, y la realidad es que nunca sabes cuando te puede tocar, se da cuenta de que la gente se ha acostumbrado a morir de viejo, Europa vive su época más larga de paz, ya nadie piensa en morir con veinte años, antes morir de viejo era la excepción, ahora se ha convertido en la normalidad. Si pudiera elegir no moriría a punta de navaja, que muerte tan atroz, dolorosa, tiene que ser esa, si muere quiere que sea rápido, la próxima vez que le atraquen y tengan pensado matarle al menos que le disparen con pistola y a la cabeza, lo malo es que en ese caso ni Isabel hubiera sido capaz de evitar la tragedia. Lo que ha pasado es digno de una película, cuando lo ha visto desplomarse en el suelo no se lo esperaba, ya se estaba despidiendo del mundo cuando de repente lo ha visto desplomarse en el suelo, y lo ha salvado a aquella a la que le mató la madre, ¿no es esa una de esas ironías de la vida?, el daño que hacen las mentiras, todo está lleno de mentiras, nadie sabe de lo que está rodeado, a saber todo lo que le oculta Ataulfo, a saber todo lo que nunca le ha contado sus padres, o sus amigos, las mentiras piensa, te pueden arruinar la vida, te conviertes en un títere del mentiroso, te ha vivir en una realidad paralela, en un mundo de ficción que no se asemeja ni de asomo a la realidad, vives engañado, y vivir engañado supone tomar decisiones erróneas, guiar mal tu vida, acabar en el puerto equivocado, elegir el camino incorrecto, casarte con quien no debes igual que va hacer Isabel.
Segismundo se da cuenta que vive en dos mundos paralelos. Cuando está con Isabel hasta parece que la quiere, se ha acostumbrado al calor de su cuerpo en la cama, a quedarse dormido en el sofá con elle viendo la tele, a despertarse con el desayuno preparado y un beso en los labios. Es cuando deja de verla, cuando sus cuerpos se separan, cuando se da cuenta de nuevo de quien es, de lo que ha hecho y por lo que está por ella. En ese momento en que ya no se ven, en que una distancia los separa, cuando vuelve a querer a Julia con todas sus fuerzas, cuando se acuerda de lo importante en que es para él sacarse la carrera, lo que significa haber asesinado a su madre y tener como compañero de crimen a Ataulfo. ¿Cuánto tiempo podrá aguantar así? a veces parece que incluso se ha engañado así mismo y él también se cree sus mentiras, se olvida de quien es para luego darse contra la pared de la realidad, esa que la policía con su acoso quiere recordarle.
No para de darle vueltas a la cabeza, y con la cabeza a la cama. Tiene que acabar con esta contradicción como sea, y el como sea, lo que para él ahora significa, es deshacerse de Isabel y Segismundo. Es la idea que lleva fraguando desde que volvió a ver a Julia en la universidad después de matar a Susana, que lo único que quiere es estar con ella, y todo lo demás, literalmente, todo lo demás, le da igual. No puede ninguno de los dos sospechar todo lo que los odia, para él no son más que dos extraños que se están apoderando de las riendas de su vida. Lo único que se le ocurre es seguir con la cadena de muertes violentas, lo que ahora no es capaz de diseñar es esa muerte, es la forma de ejecución, pero la idea de que ambos deben de morir cree que es la correcta. A Atulfo siempre lo va a tener chantajeando por dinero por culpa de lo que ha pasado, siempre podrá exigirle más a cambio de no contar nada a nadie, e Isabel, nunca podrá estar tranquilo mientras haya una mínima posibilidad de que se entere de la verdad sobre lo que ha pasado con su madre, cualquier día puede levantarse y dar de patitas en la calle primero y con sus huesos en la cárcel después.
Se está meando, lo mejor va ser dejar de pensar tanto e ir al baño.