Quizás lo primero es desearles feliz año, o quizás ya es demasiado tarde, y lo mejor sea desearles que hayan tenido unos generosos Reyes Magos. Quizás puedo empezar contándoles como han sido mis navidades. Yo las he pasado en un albergue donde no me hablo con nadie, el día 31 me embargaron parte del dinero que tenía en la cuenta y que había ahorrado con el Ingreso Mínimo Vital, y la única persona con la que intercambiado más de dos palabras es con una bibliotecaria con la que tampoco me he felicitado el año, ni la navidad. Estoy tremendamente solo.
Hace cuestión de dos años denuncie a mi familia, a la empresa donde trabajaba, y a la Policía Nacional. Dije que era parte de un montaje por el que querían hacerme pasar por loco, incapacitarme y robarme la poco dignidad que me queda. He denunciado crímenes, como que entraban a mi casa y torturaban a mi perro, un día me la encontré como un cubito de hielo, a punto de morir, y orina suya en la nevera, he denunciado varios intentos de homicidio, ya se los he contado, que entraban luego en mi habitación, y ahora no me va mucho mejor. Si no me hablo con nadie del albergue es porque creo que la policía está dentro y muy cerca mía, no es cuestión del albergue eso pasará haya donde vaya, hasta que alguien tenga el valor de hablar y denunciarlos.
La cuestión es, que esos miserables disfrazados de policía y que me están amargando la vida. No les vale con haberme dejado sin familia, sin amigos, sin trabajo, sin absortamente nada, completamente aislado. Me sigue provocando y me sigue acosando. No es la primera vez que me los encuentro saliendo del albergue por la mañana temprano, siempre me hacen la misma, aparecen por detrás mía, aparcan en el lado de acera por el que paso, yo paso, se me revuelven las tripas, me muerdo los labios y sigo caminando. Pero hoy no sé, ha sido todavía más humillante, porque juro que se me han quedado mirando los dos, provocándome, buscando pelea. Me han dado ganas de insultarlos, pero lo único que hubiera pasado es que hubiera acabado en la comisaría yo, y ellos de rositas. Esto que me pasa, y me sigue pasando, es una vergüenza y demuestra lo podridas que estás las instituciones democráticas que mantenemos con nuestros impuestos. Si un juez les hubiese parado ya los pies, hubieran ya dejado de molestarme, yo hubiera sido debidamente indemnizado, comería otra cosa que no sea pan, y probablemente ya tendría trabajo de abogado. En cambio, soy marginado por todo mi entorno, noto como todo el mundo tiene miedo de hablar y contar lo que sabe, como la policía se sigue pitorreando de mi acosándome, no tengo trabajo, no creo que nunca lo vuelva a tener al menos de abogado después de pagar 24.000 euros en un master, que creo que están compinchados con ellos y me han estafado, vivo a base de pate y pan bimbo, y a veces creo que nunca voy a volver a echar un polvo si no es pagándolo después de más de 5 años de sequía. Esa es mi vida. A veces tengo tantas ganas de llorar. ¿Saben cómo me siento cuando pienso que nunca más veré una foto mía cuando era un niño? porque odio a mi familia, porque se han puesto del lado de los corruptos de la policía, y estoy seguro de que los han comprado con unas oposiciones. Lo peor es que esto sigue, al final un día la trabajadora social me dirá que me tengo que ir del albergue, y volverán a entrar en mi habitación, volveré a tener la sensación de que mi casero está siendo extorsionado como los dos anteriores, y la policía me seguirá siguiendo, seguiré pasando hambre, seguiré sin trabajo, seguiré solo, seguiré sin que nadie me quiera y quiera denunciar lo que me están haciendo. No bebo, no fumo, llevo años sin salir, habido días que he comido solo pan, y aun así no logro que nadie me quiera. Ojalá os pusierais solo un segundo en mi piel para saber lo que me siento, y lo realmente difícil que es vivir así, sabiendo que todo el mundo te está provocando a posta, que todos te odian sin excepción y te ven como un objeto del que haber si puedo jodiéndole sacar algo, trabajo, dinero, vamos hay una autentica mafia montada a mi alrededor por ser quien soy.
Desde aquí sigo pidiendo ayuda, pidiendo que metan a Raul de la Fuente Chiscano y su hermana en la cárcel, y que lo mismo deberían de hacer con Florentino López Montero, mi padre, y seguramente con mi hermana. Son ellos los que tienen a culpa de mi situación. Si hay un crimen miserable, es del que yo estoy siendo a diario víctima, imagínense haber sido robado de todo derecho, silenciado, apartado, marginado socialmente, vivir en la mas absoluta pobreza, sin nadie que me quiera, haber sido víctima de decenas de crímenes y seguir siéndolo, tanto como que han intentado matarme, y la gente apoyar a los asesinos, decir que estoy loco, y seguir puteándome.
Al final no les he felicitado el año, tampoco tengo ganas de hacerlo.