No sabe como no se ha podido haber enterado. Nada más pisar la universidad se ha acordado de la conversación de esta mañana durante el almuerzo. Toda esta empapelada con carteles sobre las dos votaciones que acaban esta tarde. Parece que no sólo Martín ha sido el que ha vivido en un mundo paralelo, él también aparenta haber estado fuera de la Tierra. No entiende como nunca ha salido el tema de conversación antes con Ricardo o Julia, porque si algo se respira donde ahora está es los bandos que se dividen entre el sí y el no a la presa, y el sí y no a colonizar Marte.

Las clases empiezan en cinco minutos, apenas tuvo tiempo cuando llegó a casa después de trabajar de ducharse y coger la tablet. Cuando llega a la clase donde se va a impartir la primera asignatura, y la que será durante todo el primer año su clase, decide sentarse en una posición neutra, ni demasiado lejos ni demasiado cerca del profesor. La clase ya estaba medio llena cuando ha llegado y la decisión del sitio ya estaba un poco restringida, aun así consigue sentarse solo, prefiere que nadie lo entretenga. En seguida llega el profesor, médico de profesión, inquieto de vocación, que ha decidido entregar su vida a la medicina. Todos los que están en ese momento en clase, sin excepción, lo hacen por la más pura voluntad, dedicación y pasión por la ciencia. Eliminados los alicientes económicos, la necesidad de encontrar un trabajo, de aprobar una oposiciones, de pagar una hipoteca, no hay ninguna duda de que todos los que están allí lo hacen por un motivo puramente altruista en su significado social, a la vez que puramente egoísta en el sentido personal, querer saber más que los demás.

La clase se desarrolla en el más escrupuloso respeto de todos los asistentes al igual que el resto de las cuatro siguientes clases del día. Lo que demuestra que la humanidad no sólo es capaz de seguir evolucionando sin el aliciente del dinero, sino que eliminado la puridad del respeto por el conocimiento se manifiesta con toda su grandeza. Evaristo se pasa las cinco horas de clase tomando apuntes en su tablet, con el único afán de ser capaz algún día de convertirse en uno de esos héroes que salvan todos los días vidas. 

Al final del día le pesan tanto los párpados que después de la cena en casa le cuesta mantenerse en pie. Lo único que todavía lo ata a estar despierto es las dichosas votaciones porque el plazo termina a las 12 de la noche. Para ejercer su deber cívico de votar lo primero que hace es lavarse la cara en el baño antes de que sea demasiado tarde y se quede dormido encima del teclado, y lo segundo es sentarse delante de ese teclado, encender el portátil, y meterse en la web a través de la que se vota. La humanidad vota en función de aquellos que se verán afectados por la votación, por lo que para la votación sobre la construcción de la presa sólo están legitimados para votar los que viva en pueblos o ciudades cerca del río donde será construida, en cambio, para votar sobre si la humanidad debe o no tratar de colonizar Marte están legitimados todos los habitantes de la Tierra con edad suficiente para votar, es de esas raras votaciones, que ocurren cada unos cuantos años, en que se entiende que afectan a toda la humanidad por igual. La instauración de la democracia directa como medio de organización social, fue uno de los pilares de la Gran Revolución. La sociedad se dio cuenta que los partidos políticos eran el reducto de ideas corrompidas, como racismo, intransigencia religiosa o ideológica, chovinismo, aparte del hartazgo por la corrupción de sus gobernantes, que habían convertido a la clase política, en eso precisamente otra clase opresora. Se optó por un sistema de votación de propuestas, todos los ciudadanos con edad de votar podía desarrollar una idea y proponerla al resto para que la votase. Y ese es el deber que está intentado ahora cumplir Evaristo como ciudadano. Muy a su pesar el lavado de cara de la cena no ha tenido el efecto revitalizarte que esperaba, y haciendo un esfuerzo inhumano se afana en leer los pros y los contras de cada votación. En la web hay un millón de videos, escritos y eslóganes promoviendo una cosa y la contraria. Porque así es como se organiza ahora políticamente el mundo, por likes en videos y escritos. Evaristo abre y lee primero aquellos que más apoyo han tenido. Para la presa, los partidarios han argumentado todos los efectos beneficiosos que tendría, energía hidroeléctrica y una reserva de agua, el los últimos años la sequía de la zona está amenazando a la civilización, por otro lado aquellos que defienden su no construcción se centran en defender el ecosistema, el paisaje, la naturaleza salvaje que vive de un río también salvaje. Por lo que Evaristo está hecho un lío, ambas cosas le parecen igual de importantes, sin agua, no hay ciudad ni comida, pero sin río, no hay bosque, ni paseos por la rivera del río, al menos no como los que hay ahora. Al final se decide por votar que  no a la construcción a la presa, por la sencilla razón de que si los animales y plantas que viven del río también pudieran votar ganaría de sobra el no. Para la otra votación, apenas si lo piensa, toda su vida ha sido un apasionado de las estrellas, es un astronauta frustrado, quizás ahora llegue su oportunidad piensa mientras se ríe y hace click en el sí.

No le quedan más que fuerzas para limpiarse los dientes y meterse en la cama. Ya quieto en la oscuridad y el silencio de su habitación no puede evitar acordarse de Julia, ¿qué estará haciendo ahora? ha pasado el día resistiéndose a escribirle algo en el móvil, ¿habrá hecho ella lo mismo?, ¿qué habrá pasado con lo del asesinato?