Al final la vida de Segismundo siguió encajando poco a poco. La despreocupación económica no le hizo olvidarse de la carrera, siguió asistiendo a clase y mejorando sus notas. El no tener que volver a pensar en el dinero le sirvió para dejar de tener preocupaciones, era libre, era él quien decidía en cada momento el que, como, y cuando hacía algo, o no lo hacía.
La policía le siguió molestando, pero un día encontró a la chica de sus sueños y dejo de estar solo, los frío a denuncias y fueron desapareciendo.
FIN.