Puede que no entienda nada de lo que está haciendo, pero no le hace falta entenderlo para que se de cuenta de que algo está pasando, porque a lo pocos minutos de que Segismundo haya empezado a pulsar de forma descontrolada sobre la pantalla gigante táctil, ha empezado a sonar una alarma de forma ensordecedora, que además, está siendo acompañada de luces rojas y parpadeantes, y por una voz de alienígena que parece continuamente estar queriendo advertir algo, no sabe exactamente el que, pero se lo imagina, como siga haciendo Segismundo lo que sea que esté haciendo, la nave va a explotar de un momento a otro. Está casi más nervioso que cuando estuvo esperando la llegada de los alienígenas por el pasillo, no aguanta mucho más donde está sin saber que está pasando, al menos, sin saberlo con certeza. Mira ya casi de forma constante a Segismundo, sus labores de vigilancia no es que hayan pasado a un segundo plano, es que podría decirse, que ya ni se acuerda de ellas, hasta que no puede aguantar más, y pega una voz para preguntar a Segismundo que está pasando, como casi nunca en su vida ha pegado.

Pero Segismundo no le hace caso, sigue pulsando la pantalla totalmente abstraído, como si estuviera sólo, como si no estuviera en una nave espacial que parece estar a punto de explotar de un momento a otro. Eso le pone todavía más nervioso, al menos, podría contarles algo, decir algo, que le dijese que se callase sería todavía mejor, que sentirse ignorado como ahora se siente. Y se pregunta que hacer, ¿va hasta donde está Segismundo le coge de la pechera y le pregunta que está pasando?, ¿le pega otra voz como la que le acaba de pegar, o si puede más fuerte, y le da otra oportunidad para que le conteste?, o ¿simplemente se calla, se resigna, y acepta la idea de que es posible de que la nave explote con el dentro? Todas le parecen igual de malas opciones, la primera por que lo mejor es dejarlo tranquilo, si está haciendo algo, lo mejor será dejarlo a que acabe, la segunda, porque si no le ha contestado a la primera, ¿para que seguirlo intentando? está seguro de que lo ha escuchado, otra cosa es que no haya querido oírlo, y la tercera, porque se está muriendo de los nervios, y no encuentra forma de resignarse a morir inmolado junto a la nave. Al final, se decide por la más fácil, le va a pegar otra voz, si no le escucha pues que no le escuche, pero por lo menos algo de tensión habrá descargado gracias al grito, y si le escucha y contesta, pues mejor todavía, al fin alguien que entiende lo que está pasando lo informará. Coge aire, aclara su garganta, se prepara como lo que es, va hacer algo importante, y justo cuando va a soltar con toda la fuerza de sus pulmones otra pregunta, justo a tiempo para evitarlo, aparece la respuesta de Segismundo.

¿Diez segundos?, ¿como qué diez segundos?, mientras piensa y no piensa lo que le ha dicho, se da cuenta de que ya ha pasado uno, menos mal que en ese mismo lapso de tiempo, también siente como la mano de Julia le agarra y tira de él. Literalmente lo saca de su conmoción, se podría decir, que es otra de las veces en que le salva la vida, porque si no es por ella, hasta que no quedasen cinco segundos no hubiera sido capaz de moverse. El resto es correr todo lo que le permiten sus piernas, corre tanto que a los pocos metros le falta ya el aire, menos mal que Julia sigue tirando de él, de hecho, cada vez siente como cada vez le aprieta más fuerte con su mano como si intentara evitar que se le escape en cualquier momento. El resto hace lo mismo que ellos, corre y corre, y la huída se ha convertido en un autentico sálvese quien pueda, por la nave es grande, un autentico laberinto, y en cada esquina unos se pierden y otros aparecen como por arte de magia, sino fuera por Julia él se hubiera perdido a los pocos metros de empezar la carrera. Pero ella no, ella lo guía y tira de fuera de él hasta los últimos metros, hasta que sus ojos pueden ver con claridad la puerta por la que entraron, saca los últimos gramos de fuerza que le quedan, no sabe cuantos segundos quedarán pero tienen que ser pocos, y cuando apenas le quedan un par de pasos para llegar, ¡BUUUUUUM!
Apenas puede moverse, le duele todo el cuerpo, y siente un pitido terrible en sus oídos. Tiene la boca llena de tierra, su cuerpo es como una toalla tirada en el suelo, no sabe cuanto tiempo lleva así, pero ha tenido que pasar un buen rato, porque se ha hecho de día, muy de día por la claridad que deslumbra sus ojos, aun con los párpados cerrados. Julia está a su lado, no la ve, apenas tiene fuerzas para abrir sus ojos, y cuando los abre todo es borroso, debe de estar todavía mareado, pero sabe que está ahí y que es ella, porque todavía no le ha soltado la mano. No aguanta mucho más, siente como las pocas fuerzas que tienen poco a poco le abandonan, sabe que se está volviendo a quedar inconsciente, pero no tiene forma de evitarlo.
La siguiente vez que abre los ojos, lo hace gracias a una cantimplora que le vacía Julia en la cara, al hacerlo, tiene la sensación de despertarse de una pesadilla más que de recuperar la conciencia después de haber explotado una nave alienígena, sino fuera, porque todo a su alrededor está quemado y hay restos de nave por todas partes, diría que se acaba de despertar de un mal sueño.