En este momento en el que el corazón le late con fuerza, en el que la adrenalina se ha apoderado de su torrente sanguíneo y cada vez les es más difícil contener el ritmo de su respiración, se acuerda de ese día en que Julia compartió con él sus planes, como si más que simples palabras hubieran sido toda una profecía. Poco después la idea fue compartida con el resto del grupo y empezaron a organizarse, hasta que el día y la hora señalada llegó, hoy justo ahora, ya nada ni nadie podrá evitar que pase lo que está a punto de pasar, ha llegado el momento de poner en práctico todo lo que han aprendido sobre ellos. Es noche cerrada, apenas hay Luna que ilumine la oscuridad, y las estrellas están demasiado lejos como para delatarlos, está escondido justo detrás de la última maleza del bosque antes de llegar al campo de concentración donde estiman que los alienígenas tienen atrapadas a más de 50 personas, que utilizan como trabajo forzado en una de sus fábricas. En cuanto Julia dispare con su arco al alienígena que vigila la puerta, el plan empezará a desarrollarse como una cadena de fichas de dominó que al caer una arrastra a la otra, cada uno de los otros cinco saldrá de donde está escondido, y entrarán en el campo de concentración para liberar a los humanos que tienen retenidos, Vanesa y Estela los esperan escondidas, la primera es todavía una niña y desde el primer momento quedó fuera del plan pese a sus quejas, y la segunda, servirá para cuidarla si algo sale mal.
Hace un rato que nadie se mueve, habrán pasado minutos, y se pregunta que es a lo que Julia estará esperando para lanzar la maldita flecha, cada segundo que pasa está más nervioso, tiene más dudas de si lograrán salir con vida, gana más fuerza la tesis de que el esfuerzo es inútil y están arriesgando tontamente sus vidas. Sin embargo, cuando ve al guardia de la puerta deshacerse por culpa de la certera flecha que Julia le clava en su cabeza, hubiera preferido estar escondido otro rato. Con verlo sale corriendo de su escondite, al menos ya no le hace falta seguir conteniendo la respiración y puede darle rienda suelta, son apenas unos metros los que lo separan de la puerta, corre todo lo que puede, con todas sus fuerzas, se acuerda de Usain Bolt y cree que en estos momentos sería capaz de disputarle el puesto del ser humano más rápido de la historia sino fuese por las malditas tenazas gigantes que lleva cogidas con las manos. Habrán pasado más de 9,7 segundos cuando llega a la puerta, y a el le parece un instante. Allí le está ya esperando Leonardo, otro que salió corriendo a toda pastilla de su escondite, lo que le recuerda que tampoco es tan rápido. Abre las tenazas, las coloca en la cadena de la puerta y con la ayuda de Leonardo la parte, ya está la puerta abierta. Entonces es cuando ve a Julia y a los otros tres salir corriendo de sus respectivos escondites. Los esperan a que lleguen y reunidos por fin de nuevo los seis, pasan a completar la segunda parte del plan, acabar con el resto de los vigilantes alienígenas y liberar a los humanos. Son seis, y se han dividido en parejas de dos, a él como no le ha tocado con Julia, ellos se van a encargar de la zona izquierda del campo de concentración. Los otros dos grupos tienen asignada la zona centro y la zona derecha.
Ya dentro del campo de concentración, sus pasos y los de Julia siguen siendo rápidos, pero no son tan descarados como cuando corrieron hacía la puerta, corren semi agachados, vigilando no tropezar con nada, y sobre todo lo más importante, no ser vistos. Han estado vigilando el campo de concentración durante semanas, y por eso saben, que en su zona todavía les queda por acabar con otros cuatro guardias, aunque más o menos los sitúan, no saben con certeza si estarán en el lugar previsto, y eso convierte está parte del plan en la más peligrosa. Cualquier error puede ser fatal, y no sólo para ellos, sino también para el resto. Subiendo eso, y de esa forma, se mueven entre las tiendas de campaña donde ahora duermen los humanos encadenados, así hasta que llegan a la espalda del primer guardia. Está justo donde esperaban, este es suyo, aunque para eso se tuvo que pelear antes con Julia, saca la daga de madera que llega enganchada en su cinturón, se arrastra por el suelo y justo cuando llega hasta él le clava la daga en una de sus patas de araña gigante. En un instante queda convertido en la misma masa amorfa en que quedó reducido el vigilante de la entrada, y se muere del asco, porque por todo su cuerpo ha quedado recubierto de la sustancia viscosa que antes era un alienígena, se le ha metido por la nariz, las orejas, por la boca, y sólo la imperiosa necesidad de vigilo le hace no emitir un gruñido de asco. Al poco sale de donde estaba Julia, que lo mira escapándose una sonrisa, a la que inevitablemente él contesta con otra. Después van a por el segundo, otro al que también pillan por la espalda, otro del que se deshace con la misma técnica, aunque está vez ya no le causa tanta sensación estar recubierto de alienígena, tampoco es para tanto una vez que ya estás completamente recubierto y asqueado. Sólo faltan dos, los más difíciles porque cada uno cubre la posición del otro al estar situados enfrente, está vez tienen que estar perfectamente sincronizados él y Julia para acabar con ellos, si uno de los dos falla, todo se ira al carajo. Lleva practicando con el arco desde que empezaron a cuajar el plan, se supone que Julia y él van a disparar a la vez, y cada uno se va a deshacer de uno de ellos, pero en el momento que se prepara para disparar le tiembla tanto el pulso que lo le da igual todo lo que haya practicado, porque se da cuenta de que si acierta va a ser completamente el trabajo del azar, aun así ya es imposible volverse atrás. Tensa su arco con su flecha, mira por última vez a Julia para coordinarse, y su flecha junto a la de ella sale disparada hacía su destino.