Está manchado de sangre, tiene gotas rojas, manchas difuminadas de un rojo que se transforma en suciedad negra. Su instinto no le ha engañado, ese sobre esconde algo raro. Ya en el salón de su casa, sentado en su sitio de la mesa donde habitualmente come o trabaja, se decide a por fin abrir su contenido. No está cerrado, el sobre sólo sirve como envase, no como medio para asegurar su privacidad, quien lo ha dejado así es porque no se ha preocupado por quien vaya a leerlo, es una carta abierta, está destinada a todos aquellos que pongan sus manos sobre ella.


Abre el sobre y desenvuelve el folio que contiene, la sangre ha traspasado el sobre y también lo ha manchado, pero esa primera capa protectora ha hecho que la suciedad sea más tenue, menos intensa, sus manchas no se han difuminado, en general el folio no ha perdido su color blanco intenso. Completamente desenvuelto puede ver lo que contiene, es una carta escrita a mano en bolígrafo azul, la letra es estirada, sin espacios, parece un diagrama de la actividad de un corazón si no fuera porque carece de su monotonía, va a tener que hacer esfuerzo para descifrar su significado. Concentra su mirada y atención haciendo lo que hace todo el mundo, entrecierra sus ojos y se pone a leerla.


“Para cuando alguien lea lo que aquí pone yo ya estaré muerto. Por eso la he escrito, no quiero que nadie entierre la verdad conmigo. Tendréis muchas preguntas, ¿por qué el atentado?, ¿lo planeé yo solo?, ¿de dónde saque el arma?, ¿por qué morir matando? Esta es la verdad de lo que ha ocurrido.


Soy un activista del PML, nunca he vivido en la cueva que descubristeis hace poco, ni he hecho otro atentado que no haya sido el de hoy. Pero eso no ha sido un impedimento para trabajar codo con codo con ellos, para formar parte de su organización y compartir sus ideales. Igual que yo hay muchos otros, gente de la que nunca sospecharíais, gente con la que compartís vuestras risas y también vuestros secretos. El PML está dentro, muy dentro de vuestras vidas, tan dentro que nunca podréis extirparlo. Yo igual que el resto, también soy un hijo de la Gran Revolución, he crecido yendo al mismo colegio que vosotros, trabajando donde vosotros, pero eso no ha conseguido que piense igual que vosotros. Para mi, igual que para el resto, la Gran Revolución es sólo un paréntesis en la historia de la humanidad, luego volverán los pastores a hacerse con el rebaño.


Lo que he hecho, lo he hecho en connivencia con parte de los miembros del PML que van a ser juzgados. Lo he hecho, porque no quiero entregar las armas, porque el fin de la guerra significa aceptar la revolución y olvidarnos para siempre de lo que había antes. Jose María está dentro de la trama, igual que están dentro otros miembros importantes del PML. Pero no creáis que somos los únicos que no quieren hacer las paces. También hay gente de vuestra milicia involucrada, hay milicianos importantes que también sabe lo que va a pasar, y también quieren que pase, porque ellos igual que nosotros tampoco quieren la paz, al menos hemos encontrado algo en lo que nos hemos puesto de acuerdo. 


Si los he matado, ha sido por traidores, y porque la causa justifica su muerte, igual que la muerte de muchos otros que han muerto peleando por realizar los ideales del PML. Y lo más importante, ¿por que digo la verdad? porque la verdad purifica, abre los ojos, y eso significa la guerra entre dos bandos que siempre se han odiado y siempre se odiarán. Una sociedad en paz, como la sociedad que promueve el pacto de paz, es una sociedad que vive sumida en un sueño, de la que esta carta y el atentado los va a despertar para siempre.”


Le quema literalmente la carta en las manos, ¿qué va hacer ahora con ella? Es cuestión de horas, quizás minutos, a lo mejor sólo segundos, probablemente ya lo sepa, de que el Martillo se de cuenta de que ya no está en su cajón. No entiende de moralidades, no quiere entender de que es lo correcto y que no de acuerdo a bienes tan difusos como el interés general común, de hecho hasta cierto punto comparte la actitud del terrorista, él también cree que lo mejor es despertar a la sociedad del sueño. Si algo consiguió la Gran Revolución, fue deshacerse de estados paternalistas, mentirosos, que engañaban justificándose en mantener una paz que no existía, donde los golpes de estado se daban en los despachos, en las sombras, mientras los ciudadanos de a pie, los currelas, seguían interesándose por quien había ganado la liga. Y él está decidido a mantener el espíritu de la Gran Revolución. Desde siempre, desde que existe internet y existen ellas, las redes sociales se han convertido en el medio preferido de todo activista para expresarse, para contar lo que sabe, para romper las barreras que la extorsión de los poderosos generan en su entorno físico, pero que es imposible de reproducir en un entorno virtual. Ellas, y esa forma de entender el mundo, como una realidad movida por hilos invisibles de los que tiraban los ricos, los poderosos, fueron las que acabaron con los medios de comunicación tradicionales, todos, absolutamente todos, en mayor o menor medida, culpables de mantener a aquellos que los consumían en un estado letárgico, irreal, idóneo para evitar la revolución que los cortase. Los libros de historia ya no engañan. 


Movido por eso que ya sabe, y que le han enseñado en el colegio. Sin pensarlo, como todas aquellas cosas que se hacen en la vida cuando se está plenamente convencido de ellas. Hace foto con su móvil a la carta, se hace un perfil falso en Twitter, y la sube, mencionando a todos los blogueros de noticias más importantes. En cuestión de segundos toda la ciudad se ha enterado de lo que pone, en cuestión de minutos, todo el mundo está hablando de ella.