Y Evaristo a mirar los ojos de Julia no puede resistirse a guardarse por más tiempo el secreto para si solo. Si de verdad la quiere, no puede haber secretos entre ellos que minen su confianza, porque sin ella ninguno de los dos puede estar enamorado del otro.

En ese momento Evaristo gira el portátil y enseña a Julia el formulario web que debe rellenar para que se vote la propuesta de paz del PML.

La cara de Evaristo se ilumina, la sonrisa se extiende por toda su cara, las arrugas que ha formado en su rostro cambia completamente su expresión. 

Julia también se ríe, ya no parece enfadada, sino que transmite cariño, como si quisiera reconfortar a Evaristo, aliviarle de esa carga que hasta ahora sufría solo.

Evaristo no ha acabado la frase cuando de repente una piedra a la que va atada una nota entra por su ventana. Al escucharla caer Evaristo y Julia se asustan, ambos se medio agazapan con la intención de cobijarse debajo de la mesa, su corazón palpita con fuerza. Evaristo en el sentido de donde proviene el ruido y ve la roca en mitad del salón.

Julia no dice nada, sigue con cara de miedo. Evaristo se levanta y se dirige al lugar donde yace la roca en mitad del salón donde estaban teniendo la hasta ahora tranquila velada. La roca ha entrado limpia por la ventana, ha sido un lanzamiento preciso, no ha roto nada a su paso ni en su caída. Conforme se acerca ella Evaristo distingue que hay algo atado a ella, todavía más cerca ve que se trata de una nota de papel. Nervioso, aunque sospechando desde el principio su contenido la abre, y la lee en voz alta para que Julia pueda oírlo.

Y una vez Evaristo volvió a su sitio, la velada siguió como hasta ahora, Evaristo entró todos aquellos detalles que Julia le pedía, aunque Evaristo poco más le podía contar de lo que ya le había contado. Al menos el incidente de la piedra sirvió para que Julia se diese cuenta de la gravedad de la situación en la que estaba involucrado Evaristo, y para que Evaristo dejase de sentir todo esa presión cayendo únicamente sobre sus hombros. Ahora, al menos, tenía a Julia.