Siempre lleva un calendario del Caudillo en la cartera, es un calendario del año de su nacimiento, un regalo de un amigo. Cuando se acuerda y no hay nadie alrededor lo saca y lo mira, lo hace recordar un pasado mejor, una época en que todavía había valores, en la que se podía decir las cosas a la cara y hacer las cosas en condiciones, con cárcel y tortura. “Porque España está llena de rojos y maricones y ahora de putos negros”, eso que en su casa repite hasta la saciedad a sus hijos, ahora debe de tener cuidado que nadie lo oiga, por eso lleva la foto del Caudillo, antes los que no pensaban como él estaban todos presos. Le encanta su uniforme, es ponérselo y se siente intocable, además le queda también la bandera de España, es algo que le deleita, todo lo que tiene la lleva con ella, el llavero, sus polos, zapatos, si hay dos cosas, una que la lleva y otra que no, siempre se compra la que luce los colores nacionales, a su mujer le tiene dicho que a poder ser todo lo que compre tiene que llevarla. Si se hizo policía, es por seguir con el trabajo que inició el Caudillo, acosa a manteros, extorsiona a rojos, y se arrodilla como perrito faldero ante todo aquel del que pueda sacar dinero, un trabajo, o cualquier especie. Para él la democracia es una farsa. Forma parte de un pequeño ejercito que piensan como él, algunos son jueces, otros políticos, pero todos con un objetivo común, limpiar España. Ellos sólo responden ante Dios.

Romero, odia, y ahora a quien más odia es al Indio, todos los demás han pasado a segundo plano, su prioridad ha pasado a ser arruinarle la vida. “Ese miserable que mató a uno de los míos, me las va a pagar todas juntas”. Ha ideado un brillante plan, ahora que sabe sus intenciones.  Evidentemente está en Madrid para tratar de volver con su Susana y su hija Isabel, pero va hacer todo lo posible para que eso nunca pase. Va a empezar a extorsionar a todo su entorno, es fácil, no es la primera vez que lo hace. Él se considera como el como el genio de la lampara, todo lo que deseas te puede ayudar a conseguirlo, pero a cambio le tienes que dar tu alma, en eso es parece más a pactar con el diablo. Nadie se le resiste, empieza a mover hilos y cuando te quieres dar cuenta ha convertido tu vida en un infierno, hasta que cedes. Inspecciones de hacienda, multas, robos, coches aparcados en la puerta de tu cochera, cartas que nunca te llegan, luces encendidas cuando llegas a casa, y así hasta que te hagas su amigo. Por eso todo el mundo hace lo que le dice, siempre prefieren llevarse bien con él, porque saben como se las gasta, en la próxima declaración de la renta te pueden inspeccionar hasta en la plantilla del zapato, y ten cuidado si coges el coche solo. Para el Indio, ha diseñado algo especial. Algo que solo se hace a los marginados, como el Indio, vale para los que no tienen donde caerse muertos, como el Indio, para los que no tienen un céntimo en le bolsillo, como el Indio. Sabe que tarde o temprano va a tener que caer en la trampa, ira a los servicios sociales, y pedirá, comida, alojamiento, y eso tiene un precio, el precio es que está loco. Si el Indio cede, que se vaya preparando, no va a dejarlo nunca tranquilo, va a romper su ropa, sus compañeros de habitación le podrán alarmas a las cinco de la mañana para que no duerma, habrá siempre sirenas de policía a las horas de sus hábitos, el helicóptero de la policía ira a verlo siempre a mismo sitio a la misma hora, y por su puesto nunca más va a encontrar un trabajo, él va estar detrás de todo eso, pero nadie de su entorno se va a atrever nunca a denunciarlo. Y sino no cede, nadie lo va a querer nunca, porque de eso también se va a encargar, va a extorsionar a todo su entorno, la gente se va a apartar de él, y acabará en una esquina muerto de hambre, frío, y seguramente también loco y si alguno lo quiere es porque es amigo de Romero no el suyo, y va a decir eso, que está loco, que nadie le sigue, que nadie le roba ni rompe cosas y que en todo caso es él el que provoca a la policía porque se les queda mirando. Quiero volverlo un violento a base de hacerle daño de forma diaria. Quiere que lo odie y quiere que sepa que es él, quiere que la próxima vez que vea un policía agache la cabeza y le entren ganas de asesinarlo esta vez de verdad, porque Romero ya ha ideado el futuro del Indio, “ese maldito perro va a morir solo y loco”. Ya ha empezado, el Indio el día en que fue a hablar con Susana al albergue y en su lugar  estaba su hija se encontró un coche de policía nacional justo en el paso de cebras que hay antes de cruzar al albergue, y eso es lo que va a pasar cada vez que vaya, hasta que se entere de que le siguen, también van a poner sirenas a la hora en la que ponga el despertador del móvil, se lo tienen pinchado desde que se lo compró al salir de la cárcel, y ya han hecho una visita al albergue donde por ahora se aloja, han abierto su maleta, y como un primer aperitivo le han robado el corta uñas y las chanclas de la ducha. ¿De verdad alguien se piensa que la dueña del albergue se va atrever a denunciarlo? eso mismo es lo que van a hacer todos. Pero lo mejor es lo que pasó mientras el Indio estuvo hablando con Isabel, porque Romero personalmente también hizo ese día una visita, él se dirigió a la casa de Susana y estuvo hablando con ella. Le estuvo explicando los inconvenientes que puede tener unas juntas como las del Indio,”mira Susana, conmigo puedes ir por las buenas o por las malas, yo como ves, de momento vengo por las buenas, y vengo a explicarte lo que tu todavía no sabes, pero que yo ya se. El Indio, ese romance que tuviste cuando eras joven, está en Madrid, y va a venir a verte. Me da igual como lo hagas, pero tienes que deshacerte de él. no te quiero ver cerca suya, ni que mucho menos lo ayudas en nada. El Indio, ahora es mío. Si me ayudas, y veo que el Indio no viene, pues te aseguro de que no va a pasarte nada, es más, me voy a convertir en un tu ángel de la guarda, nadie se va a atrever a robarte ni en tu casa ni en el albergue, y el que lo haga…va a saber lo que es bueno, porque la gente va a saber que tu y yo somos amigos. En cambio, si decides que lo quieres mucho y que quieres volver con él…yo no me hago responsable de lo que te pase a ti ni a tu hija. Un accidente lo puede tener cualquiera. Además, puede que te pidan hasta el último papel del albergue, que algún heredero se queje de la autenticidad del testamento de tu hermana, que un juez le de la razón a él, que al final te quedes sin nada. Tu sabrás de quien quieres ser amiga, si suya o mía…”. 

Susana cuando lo escuchó se quedo blanca y tardo poco tiempo en desconectar de lo que Romero le estaba diciendo, empezó a recordar todo aquello que había vivido junto al Indio. Aunque le costase reconocerlo, todavía lo seguía queriendo como el primer día, de hecho en el fondo del corazón deseaba que en vez de Romero el que hubiese ido a verla a su casa después del entierro de su hermana hubiese sido el Indio, quien sabe, fundirse en un abrazo, una caricia, un pongámonos al día, un café, y una promesa de volverse a ver. Lo que le estaba contando Romero, era un conjunto de noticias buenas y malas, catastróficas y esperanzadoras, el Indio, el amor de su vida había por fin salido de la cárcel y esperaba de un momento para otro su visita, pero el policía que había ido a verla la estaba amenazando de muerte, ruina, aislamiento, si se atrevía a acercarse a él en algún momento. ¿Quién era ella? no quería arruinarse contratando a un abogado, a denuncias, para que luego un juez comprado no acabe nunca dandole la razón. Encima por lo que parecía, si se enfrentaba a él, iba a necesitar protección para el resto de su vida, no quería desperdiciar los últimos años que le quedaban, la fortuna que había heredado en defenderse de él, quería vivir en paz, aunque eso significase no volver a ver nunca más al Indio. Cuando Romero la volvió a dejar sola, no pudo evitar sumirse en un llanto perpetuo, le duro hasta que volvió Susana por la noche a casa. Ambas parecían la noche y el día, Susana apenas hablaba, estaba evidentemente triste, lo que achacó a la muerte de su hermana, mientras que Isabel estaba llena de vida, sonreía, hablaba sin parar, y trataba de animarla. Otra de las diferencias es que mientras Susana mentía, Isabel se vaciaba en verdades con su madre contándole lo guapo que era Segismundo y que hoy se había acercado a ella, que estaba muy ilusionada, que parecía que la cosa podía funcionar, que porque no, puede que hubiese encontrado al amor de su vida, tanto que acabo pidiéndole un deseo esa noche a Susana, quería quitarse la dichosa verruga que afeaba su barbilla en un buen cirujano plástico que había visto en internet y de paso, agrandarse los pechos. Del Indio también hablaron, el tema de conversación lógicamente lo sacó Isabel, aunque ninguna de las dos tenía muchas ganas de hablar de ello, Isabel con mencionarle que mañana iría el Indio a verla tenía bastante.

Hubo algo que no contó Romero a Susana. El también está interesado en la fortuna que acaba de heredar y había encontrado la pareja perfecta para Isabel, un policía amigo suyo.